Capítulo 1 (parte 2)

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- He creado un monstruo - se dijo Tony frotándose las manos, mirando el espectáculo de Fer y Deivi, que bailaban hacía una hora en la pista.

Tony estaba sentado en la barra, pero de espaldas a ella y abriendo sus brazos sobre los puestos de sus lados, abrazaba a Antonio y a Jairito mientras se repetía como un mantra: 'he creado un monstruo'.

Y no era para menos: Fer cayó bajo el hechizo del vodka disimulado en un inocente jugo de naranja, engañando su cuerpo con la aparente indefensión de un jugo, tomándolo a grandes sorbos e impactando sus inhibiciones... al punto de sentir un fastidio terrible por su camisa favorita, de la cual se desconocía su paradero.

-Ve Jairito -le dice Tony- un cóctel es como el amor...

- Va a hablar... ¿en qué se parecen?

- Sencillo papi: un cóctel esconde en aparente inocencia una bomba alcohólica... a diferencia de un trago seco que te previene con ese sabor fuerte, el cóctel te lo metes como agua y ya ves: terminas sin camisa en tu primera noche de rumba. El amor es así: se ve inocente y seguro: luego terminas vuelto nada.

-Me gustas más sobrio - interrumpe Antonio mientras se coloca en medio de los dos- bueno y sano no hablas tanta mierda

*

- Espero que esté en un buen lugar...

- ¿Quién? - pregunta Deivi mientras pone sus muñecas sobre los hombros de Fer

- No quien, sino qué: mi camisa, ya la perdí

- Suerte que tu piel es tan blanca como la camisa, y casi no se nota

- Me gustan las canciones suaves - dijo Fer, como pensando en voz alta- te permiten hablar sin gritar y la gente no se roza tanto entre sí...

- Ah pero... el roce es bueno a veces ¿no?

Y Deivi se inclinó sobre Fer, enlazando sus brazos sobre su abdomen húmedo de sudor. Entonces dijo algo apenas perceptible, pero lo suficientemente claro como para que Fer saliera de su letargo, y soltando a Deivi bruscamente buscó la salida con la excusa de buscar la camisa perdida.

-Ay verga - dijo Tony - ya empezamos a otra vez... vayan a bailar con Deivi y no dejen que se escape: ese hijueputa hoy culea porque culea.

Y salió corriendo tras Fer, que ya había salido de la discoteca. Al salir se sintió saltando a otra dimensión: había un mundo de silencio en la calle solitaria, se veían miles de estrellas y hacía un frío que hacía picar su piel empapada, a pesar al aire acondicionado de dentro. Aunque vio a Fer, de espaldas a él y fumando sobre el bordillo, se detuvo un momento a mirar un semáforo que daba indicaciones a nadie y al acercarse a Fer le dijo, con cierto aire de insinuación:

- Con un cuerpo así yo no usara camisa nunca papi... ¿ahora que te hicieron?

- Ya sabes lo que te voy a decir

- Pues si - dijo Tony mientras se sentaba al lado de Fer- alguna mierda de sicología y relaciones tóxicas

- Me dijo: 'Aqui contigo me siento protegida'

- Ay Fernando, eso no tiene nada de extraño...

- Si lo tiene - miró a Tony a los ojos - es otra de esas mujeres con complejo de hijas que buscan un novio papá que las cuide... ¿cómo va a decir eso si apenas me conoce hace un par de horas? capaz si salimos otra vez, sale con esas mierdas de que me ama y que yo si soy lo que buscaba y esas propuestas de matrimonio...

- Vale Fer: le plantaste a la pobre niña porque se quería casar contigo - dijo Tony con ademán de indignación

- Reductio ad absurdum

- Ay no Fer, no me hables latín que no estoy tan borracho para responderte

Fer acercó el delgado cuerpo de Tony hacía sí con su brazo izquierdo mientras reía y con un aire solemne atinó a decir:

- Ya te conozco... quieres que me la coma, pero en el fondo me quieres ver enamorado otra vez.

- No si... me pillaste Fernando, mira te tengo acá el anillo de bodas para que metas el dedo...

- Ya cállate, bocón - y le abofeteó suavemente la boca mientras simulaba que no le hizo gracia - no estoy lo suficientemente tomado como para pasar por alto que detesto que me digas papi, cómo hace unos minutos ¿crees que no me di cuenta?

- Ay papi -dijo Tony mientras se incorporaba- camine y la pasa bueno con la niña... ya si le pide matrimonio le dice que usted es más marica que yo

- No Tony... nadie es más marica que tú

Fer sintió frío apenas se terminó el cigarrillo, sintió como la brisa que se hacía más fuerte cada vez, le hacía sentir lejana la música que sonaba adentro, cómo si hubiera caminado cuadras al salir de allí.

Tony se sintió mareado al ponerse de pie bruscamente y observó cómo una mamá enojada a Fer, que como niño obediente regresaba con Deivi. Un calmado e intermitente brillo verde, amarillo y rojo le cegaba la vista por momentos.

Los encuentros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora