Los encuentros.

Capítulo 12

- Pero yo sí te amo Tony, te amo de verdad - dijo Fer.

La noche evocaba un funeral ahora; el frío era más intenso y una brisa helada hacia retemblar ese abrazo intenso que recibía Tony. Ni el frio, ni el abrazo del amor de su vida, ni las lágrimas que caían gélidas sobre el pecho de Fer le hicieron quedarse en ese abrazo, del que se soltó con violencia, luego de escuchar eso.
Fue tal la fuerza que usó para desenlazarse, que dio un traspiés violento. Lo miró en medio de sus jadeos, secándose las lágrimas en el saco. Fer lloraba tímidamente.

Fer se sentó junto a su botella a medio acabar, y miraba a Tony estar allí erguido, devolviéndole con furia sus miradas etílicas. Fer daba palmadas en el bordillo.

- Ven...
- Olvídalo Fernando.
- ...
- ...
- ¿Recuerdas a Tadeo?
- ¿El chico que se iba a suicidar?
- Sí, ese Tadeo... me llamó ayer: su abuelita lo mandó con un hermano de ella a Bogotá, a estudiar... adivina qué.
- ¿Qué?
- Adivina... "Antonio"
- No me digas así.
- ¿Así cómo?
- "Antonio" - Tony se secaba las lágrimas.
- Ah, pues no me digas "Fernando" así todo seco.
- Puedo... estoy enojado contigo.
- ¿Porque te dije que te amaba?
- ¡NO! porque... porque no es verdad.
- Pero yo sí te amo, y te amo de verdad.
- ...
- ¿Me escuchaste, Tony?
- ¿Si me amas... por qué no somos novios?
- Pues Tony, a ver... - otro sorbo
- Ash, ya deja de tomar esa mierda
- No es mierda: es vodka.
- Te hace daño
- Ay... ¿lo ves? Sí me amas...
- ...
- Ven, siéntate.

Tony se sentó sin mirarlo, Fer se volvió hacia él, y puso sus manos en las rodillas aún inquietas de Tony.

- Una vez leí que el amor es desear y procurar el bien del ser amado, a toda costa; aún a pesar de lo que implique, de que no haya reciprocidad, o incluso, aunque duela.
- ...
- La abuela de Tadeo es homofóbica, ciertamente... pero como lo ama, pasa por encima de sus prejuicios y valores para procurar el bien de su amado nieto. El amor es así.

Tony rompió en sollozos, y Fer le echó encima su brazo, y se acurrucó con él. Las lágrimas de Tony no salían ya de sus cuencas secas... Fer cerró los ojos, respirando profundo. El frío era ya antártico e insoportable. Unos muchachos llegaron a comprar licor y pasaron de largo al ver la escena.
- Ya entiendo Fer... quieres decir que no me amas en un plan romántico... me amas como un amigo.
- No, no te amo de una forma u otra. Te amo y ya.
- ... no entiendo
- Un novio o esposo o lo que sea no ama más que un amigo. Ambos aman y ya. Y yo te amo mi Tony... no soy tonto: sabía que me buscabas agradar para que no contara lo de Julián, admito que también me juntaba contigo porque me encariñé demasiado con Davidcito. Y casi que verlo era como un hijo, lo extrañaba, lo mimaba...
- ...
- ... y luego me di cuenta que él era algo así como tú, solo que en el pasado. O sea, él era el Tony de niño que yo no alcancé a conocer... seguro que de niño fuiste así de vivaz y tierno. Luego que murió, pude seguirlo viendo en ti; tú eres el David, versión adulto. El punto es que aprendí a conocerte, a quererte y a pensar siempre en tu bien, aún a costa de lo que mi familia pensara, de lo que pensaran mis amigos y lo que sea, tú me entiendes.
- ...
- Tony
- ¿Qué?
- ¿Me amas?
- Si, pero...
- No no... ¿me amas y ya?

Tony hundió su cabeza en el saco abierto de Fer. Los muchachos que compraban licor, pasaron de regreso murmurando al ver a Tony y a Fer así abrazados.

- Ya no tomes más, Fer.
- ¿Por qué?
- Porque... quiero tu bien, aunque eso implique que dejes este alcoholismo que te tiene desaliñado y otra vez te veas guapo y te atrape otra chica, y se gusten, y se casen, y tengan mil hijos, y...
- Y...
- Y... creo que si eso pasa, me dolerá mucho, porque eres mi chico, pero te seguiré queriendo, porque te amo y ya.
- Tony...
- Si te amo Fer, te amo de verdad.

A lo lejos se oían un bullicio, como de una fiesta. Fer le puso su saco a Tony y lo abrazó mientras este lo llevaba en su moto a casa.

Rompió la botella de vodka bien fuerte contra el pavimento, antes de arrancar.

FIN.