Nefasto ha resultado ser mi día y nefasta ha sido la idea de Harry. Este capítulo que no tendría que haber subido, nace del alivio tan grande que ha supuesto para mí el escribirlo después del día de MIERDA que he tenido. Y lo sé, creedme, lo sé; tengo que actualizar Colores en la tiniebla y Entre el ayer y el mañana antes que éste fic. Perdonadme, pero necesitaba sumirme en este capítulo ^^
Harry se preguntó cómo era eso posible, qué canon de belleza tendrían las sirenas del lago para considerar a Radne algo horrible, cuando él no podía pensar en una cosa más bonita que ese tritón. E inevitablemente, todo lo que Dumbledore le contó lo enfureció hasta la médula, porque Harry imaginó, sin tregua y durante horas después de su charla, la clase de vida solitaria y marcada por la discriminación que Radne había llevado, abandonado por su raza y odiado por la que lo adoptó a regañadientes.
Dumbledore le advirtió que no fuera a buscarlo, que era desconfiado, violento, tenaz, que no sabía hasta dónde podía llegar, que su naturaleza se debía exclusivamente a la soledad de su existencia y la libertad que ansiaba. Pero cómo no anhelarla dado el trato que había recibido toda su vida por el único pecado de haber nacido diferente. Harry se hacía una idea muy clara de cómo debía sentirse Radne, al que, según Dumbledore, incluso le habían negado la palabra.
Y el muchacho habría hecho caso al anciano, pues él era mucho más sabio e inteligente, estaba curtido por los años y las cosas que había visto, estaba instruido, era experimentado, pero entonces pensó, qué importancia tiene ser algo precioso si nunca te lo han dicho, si nunca te lo han mostrado, si nunca te lo han demostrado con gestos o palabras. «No vayas, Harry» Le había ordenado Dumbledore, se lo hizo prometer, pero qué validez tiene una promesa cuando ni siquiera puedes mirar a los ojos de aquel que te la hace pronunciar: Ninguna. «Es hermoso, pero su belleza esconde una criatura hambrienta [...] Responde al olor de la sangre» Intentó disuadirlo el director, sin saber que Harry utilizaría esa clave para llamar la atención del tritón. O eso pretendió, pero Harry se percató de que Dumbledore había mandado que lo vigilasen; chicos de séptimo, de pocas luces y menos seso, lo espiaban desde las esquinas y lo seguían descaradamente cada vez que Harry abandonaba un aula o se dirigía a cualquier otra parte del castillo. Sí los aturdía se buscaría problemas, si los esquivaba avisarían a Dumbledore al igual que si se acercaba al lago... Sin darse cuenta, el anciano había dejado al muchacho sin más opciones que volver al plan original, el cual consistía en romper las reglas. Pero Harry no contó con que Ron y Hermione también estarían alerta.
Nada más volver a la sala común después de su charla con Dumbledore, que hubo acabado cuando éste decidió no castigarlo pero que tendría que devolver la fotografía a su dueño y disculparse, Harry encontró a sus amigos allí donde los había dejado; ambos lo esperaban en la sala común de Gryffindor, nerviosos, preocupados y ansiosos. Se abalanzaron contra él lanzándole sus preguntas – en parte recriminaciones, al menos Hermione – sin a penas darle un respiro para aclarar las ideas y reflexionar sobre las respuestas. Estaba cansado y a la vez excitado, el tritón, Radne, era real. Los tres se fueron a sus habitaciones poco después ya que Harry y su poca colaboración hacían muy difícil la conversación, el muchacho no era capaz más que de balbucear, confuso, ya que no sabía si contarlo todo o sólo el castigo que Dumbledore le había impuesto. No porque no confiara en sus amigos, sino porque también recelarían de Radne, sobretodo Hermione; la chica se había leído una cantidad ingente de libros, sabía sobre sirenas, sobre las del lago negro, también sobre las que habitan en los océanos, las diferencias y semejanzas entre las razas... Ella sería la primera que se opondría a que fuera en busca de Radne, pero Harry estaba obsesionado, no sólo con el tritón, sino también con la idea de que no suponía peligro alguno ya que había vivido lejos de todo lo que en realidad tendría que haber aprendido de sus semejantes, criado por sirenas que lo despreciaban... ni siquiera sabría que su raza se alimentaba también de carne humana y no sólo de peces y moluscos.

ESTÁS LEYENDO
Radne
FanfictionEntre las pesadillas de Harry Potter persiste un sueño, un sueño que le roba la razón en su anhelo de que no sólo sea un sueño, sino una realidad, un recuerdo confuso por la celeridad de una situación límite; una criatura se esconde en el lago negro...