Capítulo 01: Toby, El Príncipe De Los Goblins

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Toby regresó a la casa familiar llevándose consigo tan solo el libro. Con él trataría de averiguar la forma de regresar al laberinto, pero nada entre sus páginas le mostraba la forma de hacerlo.

—¡Diantres!

Estaba preocupado por Sarah, por saber si se quedaría allí para siempre o si estaría bien. Se veía obligado a vivir en una mentira: engañar a sus padres, a sus amigos y familiares, en definitiva, a todo el mundo, ocultando el verdadero paradero de su hermana.

No era la primera vez que lo hacía, pues aunque no recordaba nada de su paso por el laberinto, tras cumplir los dieciséis años su hermana le había contado todo lo sucedido. Tras creerla se vio forzado a no compartirlo con nadie, hablándolo solamente con ella.

Durante toda la noche Toby siguió leyendo el libro tumbado en su cama. Algunas páginas estaban arrugadas con el paso de los años, pero su tacto era cálido por alguna razón que desconocía. En su cuarto se encontraban algunos objetos que su hermana había sido incapaz de tirar, colocados en la estantería: un muñeco de Firey, la figura de un enano, un tablero en forma de laberinto y algunas cosas más, pero la que más destacaba era el oso que su hermana le había regalado. Lancelot.

Agotado, sus párpados comenzaron a cerrarse hasta el punto en que se quedó dormido sobre su cama, con el libro abierto entre sus manos... ¡Boom!

**********

En sus sueños siempre regresaba al laberinto una y otra vez, imaginándoselo como un lugar alegre y colorido donde todos disfrutaban de vivir allí; o eso quería creer él tras escuchar las historias que Sarah le había contado sobre Hoggle, Ludo y Sir Didymus, a quienes él veneraba sin haberles conocido realmente, más allá de su encuentro siendo un bebé.

Ésta vez se encontraba en la ciudad de lo goblins dando una vuelta por los alrededores del castillo, él único lugar a donde nunca había sido capaz de entrar. Por alguna extraña razón, sus recuerdos se habían bloqueado y ni la imaginación le permitía acceder a él.

Mientras caminaba, una mujer de rostro familiar se acercó hasta él. Era Sarah, que con sus más de treinta años conservaba una belleza desmesurada y esa mirada que había enamorado a Jareth. Su piel seguía aun blanquecina y su cabello moreno, con esos ojos verdes que traspasaban la barrera entre los mundos.

—Toby, tienes que dejarme ir, es lo que yo quiero —dijo acariciándole el rostro.

—Estamos todos preocupados por ti. Papá está entristecido. —El chico agarró su mano—. Vuelve a casa por favor, no puedes hacerme esto.

—No es mi intención haceros daño Toby, pero amo a Jareth y sólo aquí podremos estar juntos. —Sarah se soltó de su hermano y le dio la espalda.

Éste trató de volver a agarrarla de la mano, incluso del ropaje, pero Sarah se alejó y adoptó una posición defensiva al cruzarse de brazos.

—¿Acaso no puede él venirse a nuestro mundo? preguntó Toby.

—Jareth es el rey de los goblins, lo sabes. Si se fuera el laberinto quedaría evocado a la destrucción —respondió Sarah antes de darse la vuelta para mirar a los ojos de su hermano, también verdes. —Lo sabes.

—Entonces... ¿Esto es una despedida? —Una lágrima rodó por la mejilla del chico, emocionado.

Sarah no contestó. Sólo se acercó a él y le abrazó con fuerza.

Con el abrazo todo comenzó a volverse borroso, hasta el punto en que la ya mujer, la ciudad de los goblins y el laberinto desaparecieron en la oscuridad por la luz que entraba por su ventana. Él se había despertado, interrumpiendo aquel agridulce sueño.

*********

Tras encontrarse con su hermana, Toby intentó evitar a su familia durante todo el día. Era incapaz de encontrarse a su padre y tener que mentirle de nuevo, pero aún con una casa de dos plantas, que ocurriera era inevitable.

Cuando bajó para comer encontró en la cocina a su madre, quién ordenaba a la criada qué platos servir primero, pero lo que llamó su atención fue ver a su padre sentado en una butaca, con un puro apagado entre la manos y con la mirada perdida.

—Papá... ¿Te encuentras bien? —preguntó Toby tímidamente desde la puerta.

—Sí—contestó su padre sin mirarlo.

—Nada de eso, lleva todo el día ahí quieto —intervino la madre, e hizo un gesto a la criada para que se fuera—. Tu hermana se está portando muy mal con todos nosotros, le está haciendo mucho daño.

Toby se apartó de la puerta para que la criada saliera, sin dejar de mirar a su abatido padre. En ese momento estuvo apunto de contarle la verdad, pero él más que nadie comprendía cual agonía había pasado su hermana durante todos estos años. Así que sacó fuerzas y habló.

—Todos estamos criticando a Sarah por desaparecer, pero nadie se ha parado en pensar en sus razones, en su por qué. Nadie ha pensado que quizás es lo que ella necesita, lo que ella quería, y que seguir atada a esta vida, una vida que no lograba llenarla, era su perdición —bramó con fuerza. Luego se acercó a su padre—. ¿Acaso podrías decirme que ella era completamente feliz?

El padre le miró y dejó caer el puro al suelo, comprendiendo lo que su hijo le estaba tratando de decir. Desde la muerte de su primera esposa, la madre de Sarah, la única vez que vio a su hija completamente feliz fue cuando regresó de su aventura por el laberinto, aunque él desconociera los motivos. Pero esa llama de energía y felicidad con la que había regresado se fue apagando cada día que pasaba hasta consumirse, y él también se había dado cuenta.

—Solo espero, que esté donde esté, sea feliz —sentenció su padre.

Toby le miró con dolor, viendo como su madre se acercó a su padre para abrazarle y darle un beso en la cabeza para consolarle. Nunca les había visto tan rotos de dolor.

**********

Esa misma noche, Toby volvió a leerse el libro antes de acostarse, recobrando los buenos momentos que había pasado con su hermana a lo largo de su vida y disfrutando de las muchas historias que ella le había contado; como algunas que sucedieron en el mundo real.

—Si nos necesitarás... —dijeron una vez los amigos de Sarah.

Sarah los necesitó muchas veces y aunque solo podía verlos ella, disfrutó de la compañía de Hoggle, Ludo y Ser Didymus en muchísimas ocasiones a lo largo de los años. Él siempre la había envidiado por ello, obcecado en el pensamiento de que al bloquear parte de sus recuerdos, la oportunidad de volver a ver ese mundo se le había arrebatado para siempre... Pero dentro del laberinto no todo es lo que parece y cuando uno menos se lo espera, todo puede cambiar, incluso para Toby.

**********

De nuevo en el mundo de los sueños, Toby regresó al laberinto. Esta vez se encontraba en el exterior contemplando su belleza a lo lejos. No era la primera vez que había aparecido en esa ubicación, aunque sí la primera que marcaría su destino.

—Sigue igual de precioso cada vez que lo veo —expresó el muchacho.

—Algo que tú hermana tardó en apreciar —dijo Jareth al aparecer de la nada para sorpresa del chico—. Hola. Toby.

—Tú eres él. ¡Tú eres Jareth, el rey de los goblins! —gritó Toby exaltado, y una sucesión de flashes azotaron su mente, recordando una escena musical donde Jareth festejaba al ritmo de Magic Dance—. ¿Por qué te apareces ante mí? ¿Por qué ahora?

—Porque he visto en ti mi reflejo otra vez. Ya estás listo —espetó el rey, que movía velozmente una bola de cristal entre sus manos, que terminó por ofrecerle—. Existe una posibilidad de salvar a Sarah, pero deberás descubrirla solo.

Sin miedo Toby estiró el brazo y agarró la bola de cristal. Reto aceptado.

Retorno A Dentro Del LaberintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora