Retorno A Dentro Del Laberinto

Capítulo 09: Cuenta Atrás

El tiempo pasaba deprisa, más deprisa de lo que Toby había llegado a pensar y tras descubrir que debía hallar su destino encontró la salida de los túneles y junto a sus amigos continuó su viaje.

Habían llegado a una parte del laberinto que era selvática con grandes árboles, lianas que colgaban de ellos, musgo en las rocas y una vegetación extensa que a priori les pareció fácil.

—Bien hecho chicos, se ha hecho de día. Así será más fácil atravesar esta selva —dijo Toby, quien se preguntaba cuántas más sorpresas le depararía el laberinto tras atravesar el túnel, las ruinas, el bosque, etc...

—No me gustan las selvas Toby, me dan mala espina. —El oso puso cara de pocos amigos.

—¿Has estado en alguna? —preguntó el joven sin detenerse.

—No. —Rió el oso.

Toby también echó unas risas mientras lideraba el grupo. Pétalo en cambio estaba sentada sobre su hombro ya que aún no podía volar bien tas haber comido las raíces.

—No te preocupes Pétalo, no pesas nada. —El joven trató de animarla.

—Lo sé, pero yo no querría retrasaros en vuestro viaje —insistió ella entristecida y desanimada.

—Descuida, si hemos llegado aquí es en gran parte por tu ayuda, ¿lo has olvidado? —Giró la cabeza Toby para dedicarle una sonrisa a la mariquita.

Ésta se reconfortó al escucharle y le devolvió la sonrisa. Con mejor ánimo grupal después de este momento de confianza, decidieron continuar con más fuerza.

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Tras ayudar a Toby, Kol puso rumbo al castillo, pero para llegar a él tenía que atravesar también la selva y, con media hora de diferencia, el goblin les sacaba un buen trecho de distancia.

—Estúpido humano. Encima de que le ayudo... —rotestó Kol tras saltar por encima de un tronco de madera.

Entonces se escuchó un fuerte ruido que venía de detrás de él. Cuando se giró vio como un árbol cercano comenzó a venirse abajo. Apresuradamente el goblin echó a correr para salvarse de ser aplastado.

—Ha estado cerca. —Con alivió se detuvo para recuperar el aliento.

Pero antes de que pudiera moverse pudo ver otra figura correr hacia él fugazmente para embestirle. Kol trató de detenerle con su bastón roto, pero cuando la criatura estuvo lo suficientemente cerca de él le golpeó y le lanzó por los aires, tirándole al suelo de donde no pudo levantarse.

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Multitud de pájaros salieron espantados al escuchar un fuerte estruendo que asustó incluso a Toby, quién se detuvo para escuchar.

—¿Qué ha sido eso? —miró al oso.

—No lo sé. ¿Quizás se haya derrumbado otra parte del templo? —El oso se rascó confuso la mejilla.

—No, no lo creo. No habría sonado aquí a fuera —espetó el joven con el ceño fruncido. Tenía un mal presentimiento.

—Entonces, ¿qué ha sido? —preguntó el oso.

Toby no tenía una respuesta a la pregunta y eso volvió a aterrarlo. El templo tenía una araña mortal... ¿Por qué la selva iba a ser diferente?

Tras varios minutos de descanso, el joven volvió a iniciar la marcha seguido por el oso, quién a cada paso que daba pisaba trozos de musgo y ponía caras raras al sentir el tacto en sus pies. Al muchacho esto le hacia gracia. No podía evitar pensar en que el gran oso, ataviado de un traje rojo de caballero, no hubiera valorado el ponerse unas botas.