Capítulo 08: Detrás De La Careta

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Cuando Toby se despertó, al margen de dolor de cabeza, fue consciente de que había caído en una trampa del lagarto. Una punzada de dolor constriñó su estómago al pensar que nada podía hacer ya por salvarse, sin embargo estaba equivocado.

Se encontraba de nuevo en aquella sala de fiesta donde ahora había un montón de gente que bailaba al son de la música, todos ellos con careta, pero esta vez no estaba solo, pues Lanzelot y Pétalo se encontraban a su lado completamente desconcertados.

—¿Dónde estamos? — El oso bostezó como si nada le hubiera sucedido—. Me siento igual que si me hubieran dado una paliza.

—¿Estamos muertos? —preguntó la mariquita.

—Nada de eso —mintió el chico—. Estamos en una sala de baile.

A su alrededor aquellos desconocidos continuaban danzando sin parar.

—Todo el mundo va vestido de gala menos nosotros... —Pétalo arqueó las cejas disgustada.

Toby se rió al escucharla y al ver a su amigo Lancelot en perfecto estado, así que que decidió no contarles nada sobre los ojos amarillos que había visto antes de desvanecerse. No quería preocuparles antes del final...

—Me alegra ver que ya estás bien, Lancelot. Me tenías preocupado —dijo Toby abrazándose a él—. De no ser por Pétalo estarías muerto.

—Muchas gracias a los dos por cuidar de mi —bramó el oso.

Toby sonrió rebosante de felicidad. Luego soltó al oso y cuando miró a la multitud, allí estaba la mujer de la máscara con la que había estado soñando desde su llegada al laberinto. Su belleza era abrumadora.

**********

Con todos desvanecidos a causa del veneno, Barbro se acercó a ellos deseoso de trincharles con sus grandes fauces, de hecho tenía intención de empezar por el humano.

—Es hora de cobrarme mi recompensa muchacho. —Se relamió hambriento.

Entonces apareció Kol, preparado para evitar una desgracia. Saltó desde la brecha del suelo del templo y cayó sobre la barriga del oso sosteniendo su bastón-porra.

—¡Aléjate de él lagarto! —Zarandeó su arma beligerante. 

—¡¿Qué quieres tú, goblin?! —Cerró su boca el lagarto. Después lanzó una mirada asesina a Kol—. Jareth no debe inmiscuirse en mis asuntos.

—Pero en los del chico sí, así que vete —ordenó el goblin.

Barbro hizo ademán de irse, pero de pronto volvió a abrir sus fauces y se lanzó hacia Kol con agresividad, quién inteligentemente hinco la porra de su bastón en el interior de la boca del lagarto para obstruírsela.

—Argoaooaorr —trató de hablar Barbro, pero no podía hacerlo.

—Te lo he advertido. —El goblin rompió su bastón al doblarlo.

La porra se quedo encajada en la boca del lagarto y éste, al tener los brazos tan cortos, se vio obligado a huir de vuelta a su escondrijo. Cualquier ápice de orgullo se hubo desvanecido. 

Kol se giró y vio con horror que los tres protagonistas, presas del veneno, estaban inconscientes. Sabía lo que eso significaba, así que rápidamente se puso en movimiento. Fue en la dirección contraria al lagarto para buscar de nuevo las raíces de Acópalo con las que poder contrarrestar el efecto del veneno antes de que fuera demasiado tarde.

**********

Casi hipnotizado por la mujer Toby dejó atrás a sus amigos, se adentró en la sala de baile hasta darla alcance, y frente a ella se quedó obnubilado con sus azules ojos. Sentía que los había visto en mil ocasiones.

Por su parte Lancelot y Pétalo se quedaron donde estaban, sintiéndose extraños entre toda esa multitud que bailaba a su alrededor sin fijarse en su presencia.

La mujer agarró las manos del joven y le colocó en posición de baile e inició con él una bella danza al son de la canción donde Toby se dejó llevar. Tan sólo tenía que seguir los pasos que la mujer marcaba. 

Durante casi todo el baile ninguno de los dos se pronunció. Ambos dejaron sentir la canción en sus corazones y e olvidaron por un momento del posible final... Si moría, iba a hacerlo feliz. Cuando la  música dejó de sonar, y sin interrumpir el baile, la mujer sonrió tras un tropiezo de Toby que casi les hace perder el ritmo.

—Hace mucho que no bailo. Lo hacía con mi hermana —reconoció Toby. Tenía las mejillas sonrojadas y los ojos cristalinos por la añoranza—. A ella le gustaba mucho.

—Seguro que ella te agradecía que bailaras a su lado —dijo la mujer.

Toby se sintió feliz al pensar en que eso era cierto, pero era hora de descubrir que había detrás de la careta, aunque en el fondo él ya lo sabía.

—Nos hemos visto ya creo que tres veces —afirmó el joven mientras trataba vislumbrar quien se escondía realmente detrás de esos ojos azules—. Pero aun no se quién eres, por qué razón te apareces en mis sueños.

—¿Qué te dicta el corazón?

—Temo que puedas ser mi subconsciente, esa parte de mí que mantiene viva la razón de mi presencia en el laberinto, pero a la vez siento que la verdad se aleja cada vez que te escapas de mí y me despierto —contestó él.

—Qué más da quién sea, mientras tú continúes con tu camino —replicó la mujer.

Toby se soltó molestó y la miró con el ceño fruncido. Estaba en desacuerdo ante la respuesta que le había ofrecido.

—Escondida detrás de tu máscara te sientes protegida, pero cómo quieres que siga confiando en alguien que no conozco —El muchacho se cruzó de brazos. Su aura desprendía una palpable molestia.

La mujer se dio la vuelta y se apartó. Tras ella se reveló la presencia de un hombre de gran melena rubia con la cara descubierta. Era Jareth.

—Tú... —musitó Toby.

—¿Quién sino? —Rió Jareth—. He aquí que al borde de la muerte tu estás y andas más preocupado por quién se esconde detrás de una máscara, que por saber cuál será tu propio destino.

-Me trajiste aquí para que encontrara algo y ya sé qué es ese algo: es mi destino. —Pausó dramáticamente—. Si quiero saber cuál es necesito desentrañar todos los misterios que me rodean, como el de la mujer que se aparece en mis sueños —espetó el joven más desafiante que nunca.

Jareth sonrió orgulloso. Aprobaba las razones que Toby había argumentado para conocer la respuesta, así que se acercó hacia la mujer y le quitó la careta para desvelar su identidad: se trataba de Sarah, quién había enviado al oso para ayudarle, quién llevaba todo este tiempo velando por él. Siempre había sido ella.

**********

Tras el descubrimiento sobre la identidad secreta de la mujer de la máscara, Toby se despertó abruptamente cuando Kol le metió en la boca más raíces de Acópalo.

—¡¿Qué haces?! —Toby se agitó. Temía que el festín hubiera empezado—. Ah, eres tú, Kol.

El goblin, que se había caído hacia los cascotes con la sacudida corporal del joven, soltó el resto de las raíces viéndolas caer al suelo.

—¡Ahá, así es cómo me lo pagas! —gritó furioso—. ¡Pues ahí te quedas estúpido! —Acto seguido amarrón su bastón roto y se marchó sin mirar hacia atrás.

Toby dejó escapar una risotada infantil al ver como huía. Era consciente del noble gesto que el escurridizo Kol había hecho por él y sus amigos al salvarles, probablemente, la vida. Tras eso se levantó, cogió las raíces tiradas y regresó a los escombros para dárselas a sus amigos. 

Instantes después, Lancelot y Pétalo también despertaron de su sueño envenenado, sin recordar nada de lo que habían soñado. Aún así ambos se sentían completamente recuperados, en especial el oso, cuya herida había sanado como por arte de magia.

—Es hora de continuar.

Retorno A Dentro Del LaberintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora