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Omnisciente

Cuando Ela tocó por primera vez la mano de Levi un escalofrió la recorrió hasta llegar a sus mejillas. Erizando cada uno de los vellos de su cuerpo. Tenía que correr lo más rápido posible para que las cámaras de seguridad no los viesen lo suficiente. Chloe estuvo a punto de caerse varias veces, pero gracias a Daren no lo hizo. Piper trataba de no tocar ninguna de las paredes, ya que dejaría el rastro de frío por todo el pasillo. Y Levi solo se preocupada de no tener a Ela tan lejos de él, de protegerla. Y eso haría.

Se adentraron en uno de los viejos laboratorios a mano izquierda de sus habitaciones. Daren entró primero y con su dedo índice creó una llama que alumbró todo el lugar.

— ¿Por qué usar el fuego si puedes usar la electricidad? — Dijo la morena divertida — creo que correr te dejó algo tonto.

— Piper, no hay que pelear — la chica rodó los ojos ante el comentario de Ryder — ¿Puedes encender la luz de este lugar? — Le preguntó a Daren.

El chico se sentó en una de las mesas haciendo que uno de los matraces se cayera de la misma, pero antes de tocar el suelo Ela lo detuvo atrapándolo con su mano izquierda.

— Más cuidado, Daren — Ela colocó el objeto es su lugar — No podemos dejar evidencia de que estuvimos aquí.

El sonido del generador llamó la atención de todos en la habitación.

— Volvió la luz — Reafirmó Chloe.

Todos miraron a su alrededor, pero se dieron cuenta que la habitación estaba todavía a oscuras.

— No en todos lados — Ela tanteó el suelo con la mano y para poder sentarse en él — Si no hay energía en esta habitación es por algo.

— Si comenzamos a suministrarla. . .

— Sabrán que estamos aquí — El brazalete en la muñeca derecha de todos comenzó a emitir un brillo con un tono azulado — ¿Pueden rastrearnos con esto? — La voz de Piper era de pánico.

Ryder pasó su mano izquierda por su brazalete pero inmediatamente quitó la mano — Si queremos seguir con esto debemos de quitarnos esto. Ya.

Las luces se comenzaron a encender poco a poco por todo el búnker

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Las luces se comenzaron a encender poco a poco por todo el búnker. Esa era la peor hora para los guardias de seguridad, ya que se contaban historias aterradoras por sobre esa hora de la madrugada. Además de que sin las luces artificiales ninguno podía ver nada. Cuando las luces volvían todo se volvía más tranquilo, ya que las rondas se detenían así evitando accidentes. Ninguno de los guardias de seguridad estaba preparado para las rondas a oscuras.

Las horas habían pasado, y ya era hora de un chequeo matutino por parte de cada uno de los moderadores, comenzando con Nelly. Que después de haber hecho las paces con Ela se sentía mucho más viva y alegre que en otros días. Sus tacones resonaban por todo el pasillo, saludaba a la gente con mucha alegría y la sonrisa que enmarcaba su rostro no se borraba con nada. Giró a su mano izquierda donde las 6 puertas de los niños que cuidaban se encontraban, cuando llegó a la puerta indicada y esta se abrió encontró la primera parte de la habitación vacía, completamente echa un desastre pero a primera vista no era tan extraño, Ela había actuado de manera berrinchuda y había hecho desastre en su habitación, pero nunca había llegado a romper sus libros.

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