Hoy estabas sola, parece que el muy idiota no sabe complacerte como mereces, porque te tocabas de una manera que me endureció de solo ver como te retorcías en la cama, tú pequeña mano moviéndose desesperadamente sobre tu clítoris, introduciendo tus dedos cada tanto, no me masturbé viéndote, no, lo que rodearía mi pene sería tu apretada vagina.
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