Ayer tocaste a mi puerta, mi sorpresa debió ser tal que tú reíste un poco; preguntabas si yo sabía sobre electricidad, dijiste que el apagador de tu cocina no servía y yo respondí que no, pude ver la decepción en tus hermosos ojos cafés, te disculpaste totalmente sonrosada y te fuiste.
Claro que sé reparar apagadores, pero tú no tenías ningún problema con él, al verte por la ventana noté cómo encendías perfectamente la luz, ¿qué tramas?.-Alfonso