Hoy me dijiste que habías terminado con tu novio, tenías los ojos cristalinos y hacías un puchero inconscientemente, poco a poco me había ganado tu confianza y ahora siempre ibas a mi apartamento en busca de consuelo, te abracé y escondiste tu cara en mi pecho, me abrazaste de vuelta, muy fuerte, y te apreté contra mi, una mano en tu espalda y la otra en tu cabeza, te invité a pasar.
-Alfonso