Siguiendo mi rutina nocturna, te miraba, estabas regando la pequeña planta que tienes a la orilla de tu ventana, cuando de pronto dirigiste la vista hacia mi, e instintivamente retrocedí y bajé los binoculares, siempre apago las luces de mi habitación así que era casi imposible que me vieras, ¿o no? Volví a ponerlos sobre mis ojos, te quedaste así por unos minutos, sin expresión alguna, luego volviste a tu tarea como si nada.
-Alfonso