Capítulo 9.

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 Las palabras no podían definir lo que Naegi estaba sintiendo en ese momento, su pecho latía con fuerza y seguramente poseía un rubor intenso en las mejillas, sin contar la inexperiencia de este a la hora de besar a una persona en los labios, pero eso no importaba, a ninguno de los dos. El que estaba encargándose de guiar el beso era el heredero, quien jugaba con la lengua del suertudo y unía su saliva con este sin mostrar señales de querer detenerse.


Ya no le importaba nada, ni su orgullo, su honor o su familia, solo quería dejar ir todas estas emociones y sentimientos que había estado reprimiendo durante tanto tiempo, y se sentía mucho mejor de lo que había imaginado. Lentamente, el peli-marrón rodeó sus brazos alrededor del torso de su amado, abrazándolo con pasión para atraerlo más hacia él y alzar su cabeza para estar a la altura de este, ya que Naegi poseía una estatura considerablemente diferente a la del rubio. A pesar de los deseos que rodeaban la mente de ambos mientras el brillo del crepúsculo los cubría, debieron separar sus labios en un acto reflejo de inhalar para recuperar el aliento.

Se observaron de una manera intensa, sus pupilas denotando un sentimiento inexplicable para alguien que no había experimentado el amor, no hacían falta palabras, solo con estar abrazados era suficiente para transmitir la comunicación que necesitaban.

- Togami... - Murmuró silenciosamente el chico más bajo, notando que las blancas gafas de su compañero estaban levemente desajustadas, levantando ambas manos para arreglarlas, sorprendiendo al chico rubio. – Yo... no sé qué-

- Silencio. – Ordenó el heredero antes de posar sus labios con los del contrario y dedicarle otro beso rápido, cosa que el suertudo aceptó sin rechistar. – No te atrevas a arruinar el momento con palabras innecesarias... Plebeyo. - Volteó la mirada por un instante y en su semblante apareció una ligera sonrisa con algo de picardía, el color carmesí de su rubor tomando lugar en sus mejillas.

Naegi dejó salir una pequeña risa, por una vez en la vida, la palabra "plebeyo" no sonaba precisamente despectiva. Quería decirle algo, lo que sea, dejar salir sus sentimientos, pero la campana que indicaba la hora de salida los interrumpió sin previo aviso. – Creo... que debemos irnos.

- ...Hmph. – Esputó Togami separándose forzadamente del chico, no sin antes darle un beso al suertudo en la frente, provocando que ambos se sonrojaran. – Vámonos. – Dijo mientras comenzaba a caminar, asegurándose de que Naegi lo seguía. Esa sensación era demasiado peculiar para el heredero, besar a un chico como el peli-marrón de forma completamente intencional y disfrutarlo... ¿Qué sucedía con él? Hace unos meses se dedicaba a ignorar a su compañero en su totalidad y ni siquiera lo observaba a los ojos, ¿En qué momento comenzó a cambiar su relación?

- Togami... – El chico de menor estatura captó la atención de su reflexiva pareja con una voz casi inaudible.

- ¿Hm? – Respondió ajustándose las gafas, era mejor no hacerse demasiadas preguntas, ya su orgullo había sido completamente destruido ese día, aunque Togami no se arrepentía de eso.

- S-Supongo... – Tartamudeó antes de tragar saliva nerviosamente, parece que aún quedaba un poco de ese chico tímido e inseguro dentro de él, cosa que al rubio le resultó algo encantador. El chico carraspeó y volvió a intentar. – Supongo que ahora somos... novios... ¿C-Cierto? – Sonrió torpemente con su cara tornándose de un brillante color rojo, parecía un tomate; Naegi se tapó la cara con ambas manos, incapaz de observar fijamente al chico mayor, completamente avergonzado.

El heredero se quedó viendo al suertudo unos segundos, antes de que una sonrisa se hiciera visible en sus labios. – Hmph, ni siquiera cuando comenzamos el noviazgo eres capaz de cambiar tu actitud hacia mí. – Estas palabras dieron un salto al corazón del chico de pupilas color avellana, quien se volteó estrepitosamente a ver la cara del contrario.

[DESCONTINUADA] Antes del día (Naegami) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora