Capítulo 11

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 Naegi agarró a su novio del brazo y salió corriendo a toda velocidad, Hagakure siguiéndolos a duras penas lanzando unos cuantos gritos para que lo esperaran, pero el suertudo no tenía tiempo que perder en eso. Debía llegar a su casa cuanto antes, le daba igual lo que pasara, necesitaba ver a Komaru; Con algunas lágrimas en los ojos y terror en la mirada, el chico deseaba que todo estuviera bien y que solo fuera un malentendido del vidente.

Ignorando las constantes exclamaciones de los dos chicos pidiéndole a Naegi que se detuviera para pensar de forma racional, el mencionado no dudó ni un instante de lo que estaba llevando a cabo, Komaru era su hermana, la amaba demasiado como para arriesgar así la vida de ella.

Después de una larga carrera que pareció una eternidad para el suertudo, se encontraban cerca de su casa, pero el lugar estaba rodeado de reporteros y gente curiosa que no dejaba la puerta en paz.

— ¡Hey! ¡Háganse a un lado! ¡Mi hermana está ahí! — Exclamó, aún tomando a su pareja de la mano, en un intento de hacerse paso entre la muchedumbre.

— Naegi. — Lo llamó el heredero, ajustándose las gafas de forma seria. — Debes calmart-

— ¡NO! — Gritó con fuerza, alertando a Togami, quien no se esperaba tal enojo por su parte, pero luego Naegi bajó la cabeza, arrepentido. — L-Lo siento, estoy algo...

— Alterado, lo sé, pero necesitas relajarte. — Ordenó mientras fruncía el ceño para dejarle en claro que esto no era un juego. El suertudo bajó la mirada con algo de vergüenza recayendo sobre él, inhalando y exhalando en un intento fallido de tranquilizarse, a lo que el rubio asintió. — Bien, no te preocupes, estoy contigo. — Le dijo antes de dedicarle un beso rápido en los labios.

— ...Hombre, y yo que esperaba encontrar menos gente aquí. — Suspiró Hagakure algo frustrado, sacando su bola de cristal en un instante y comenzando a mover ambas manos alrededor de esta de una forma bastante peculiar. — Déjame intentar ver mi futuro nuevamente, estoy 30% seguro de que seré millonario.

— Uh, Hagakure... — Lo llamó Naegi con algo de indecisión. — ¿Hay una posibilidad de que puedas leer el futuro de Komaru y saber si estará bien?

— Hmmm... — Pensó por un instante, pero rápidamente esbozó una gran sonrisa, mostrando todos sus dientes. — ¡Muy bien! Pero serán mil yenes.

— ¡O-Oye! ¡Acabas de aumentar el precio! — Reclamó, recordando la última vez que le pidió al vidente que lo ayudara con sus dotes.

— ¡Ya te he dicho! ¡Mi bola mágica hace un trabajo que no puede ser malgastado de forma gratis! — Respondió insatisfecho, razón por la cual ambos se metieron en un debate respecto a los videntes, el dinero y el precio de sus predicciones mientras el heredero los observaba algo extrañado, pero la puerta de la casa de Naegi abriéndose captó su atención y lo tomó del brazo, alejándolo del chico con la esfera mágica, así que Hagakure se quedó sin yenes una vez más.

— ¿Huh? ¿Qué sucede, Togami? — Preguntó, incrédulo, mientras era arrastrado por su novio, quien poseía una expresión muy seria e intranquila.

— ¡Recibimos reportes! El secuestrador misterioso está preguntando por dos chicos de instituto que responden a los nombres de "Naegi" y "Mi Querido Byakuya". — Dijo una reportera siendo filmada por una cámara aparentemente bastante cara, a lo cual el peli-marrón palideció en cuestión de segundos. ¿"Mi Querido Byakuya"? Solo había una persona que se dirigía a Togami con ese apodo, y eso no le gustaba al suertudo en lo absoluto; Los hombros del susodicho comenzaron a temblar de pavor mientras le hervía la sangre con rabia, todo resultaba claro ahora, y estaba dispuesto a acabarlo con tal de recuperar a su hermana.

[DESCONTINUADA] Antes del día (Naegami) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora