Capítulo 10.

1.8K 145 365
                                    

 Una chica de gafas redondas y gigantes amenazando con la expresión a un joven peli-marrón que se encontraba muy nervioso y anonadado, esa era la escena actual. El susodicho miró alrededor en un intento de buscar una salida de emergencia, pero tenía la preocupación de que Genocyder Syo apareciera si intentaba escaquearse.

Naegi se tensó enteramente y bajó la cabeza, carraspeando. – U-Uhh, ¿Qué sucede...? – Murmuró de una manera casi inaudible, como si la pregunta hubiera sido formulada para él mismo.

- ¡S-Silencio! – Tartamudeó bruscamente, sus gafas desajustándose en respuesta a sus particulares movimientos. Señaló al chico castaño con un dedo, sus hombros temblando nerviosamente. - ¡D-Dime q-qué has estado haciendo con mi q-querido Byakuya!

- ¿Yo? ¿Byakuya? – Repitió intentando salir de su confusión, pero sus mejillas se tornaron rojas en cuanto se descubrió a sí mismo llamando a su novio por su primer nombre, así que giró la cabeza. - ¡Oh! P-Pues... Solo hemos trabajado en el proyecto. – Se excusó vagamente, incapaz de ver las pupilas de la escritora, seguro era una de esas miradas asesinas.

- ¡N-No me m-mientas! – Exclamó en la misma pose de antes, su entonación escuchándose inestable, sorprendiendo aún más al suertudo. – Ayer los vi salir de la t-terraza, sus rostros estaban m-más colorados que de costumbre y mi querido Byakuya i-incluso te dedicó una mirada m-muy... a-atrayente. – Explicó jugando nerviosamente con su cabello morado oscuro, frunciendo el ceño para intimidar a Naegi. Este último tragó saliva, un nudo se había formado en su garganta, ¿Qué podía contestar a eso? No podía decirle a Fukawa que besó al heredero y que comenzaron el noviazgo, eso la enloquecería.

Dudó por un segundo en lo que iba a responder. – Tal vez solo te confundiste. – Sonrió inocentemente para finalmente librarse de las preguntas que le dedicaba la chica, pero no iba a ser tan fácil.

- ¿C-C-Confundirme...? – Dijo débilmente, parecía querer razonar con él, después de todo Togami no podía amar a un chico tan poco conocido y simple como él. Iba a dejar ir al suertudo con una simple advertencia, pero repentinamente sus ojos comenzaron a dilatarse y la cabeza le ardía como nunca antes, por lo que se colocó ambas manos sobre esta y lanzó gemidos de dolor.

- ¡¿Fukawa?! – El peli-marrón no sabía qué sucedía con la chica en ese momento, era la primera vez que observaba esos movimientos, lo cual lo puso muy nervioso. - ¡¿Estás bien?!

Ella no contestó, ya que gracias a la inestabilidad que mostraba, se desplomó en el suelo inmediatamente. Eso era exactamente lo que Naegi temía.

- "Oh no" – Pensó con pavor, la chica estaba desmayada, pero eso solo significaba una cosa. El suertudo intentó despertarla tocando su hombro con algo de fuerza, pero no respondía, era inútil, incluso optó por salir corriendo y dejarla ahí, pero él no era ese tipo de persona.

Su mente trabajaba en una solución al problema, así que se dio la vuelta para observar el lado contrario al cuerpo en el suelo, debía reflexionar. Tal vez si la llevaba a casa de nuevo y le decía a Komaru que se encargara de ella... No era una mala idea, después de todo, ya lo había hecho. ¿Pero y si Fukawa despertaba a medio camino convertida en Genocyder Syo? Seguramente no sobreviviría, la vez pasada en que sucedió solo fue suerte.

Suerte. Esa palabra formaba las mayores dudas en su mente, se supone que todo lo que le sucedía era por suerte y nada más, pero lo que acababa de pasar no era para nada suerte, más bien todo lo contrario. Aunque no podía negar que el hecho de haber besado a su amado fue la mejor cosa que ha sentido en su vida, ya sea debido a la suerte o no.

Mientras su cabeza daba vueltas y vueltas en las posibilidades que se permitía para encargarse de Fukawa, sintió repentinamente una punta afilada rozándole el cuello desde sus espaldas y se paralizó, un sudor frío comenzando a tomar forma en su cuerpo. Intentó posar la mirada sobre la chica que sostenía el arma blanca, pero cuando intentó hacerlo no se lo permitió y lo acercó más al rostro del peli-marrón.

[DESCONTINUADA] Antes del día (Naegami) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora