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Y ahí estaba yo

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Y ahí estaba yo...

Debatiendo conmigo mismo si invadir la privacidad del pecoso.

Abrir aquella pequeña puerta significaría encontrar la caja de pandora—la cual era un simple álbum—,pero ese simple libro contenía lo que parecía ser el pasado de mi pecoso compañero.

Miré el reloj que adornaba la mesita. Si esperaba un segundo más, Midoriya podría regresar y tendría que esperar a que nuevamente saliera.

Era ahora o nunca.

Abrí la puerta un poco, tratando de no hacer algún ruido, aunque sabía que estaba completamente solo, me encontraba temeroso de que mi compañero regresará en cualquier instante.

¡Al demonio la seriedad Shōto!

Cerca de veinte cartas quedaron esparcidas por el suelo dando inicio a la gran cantidad de cosas que ocultaba ese pequeño mueble.

Agarré las cartas y las acomode en la cama para buscar lo que en verdad me importaba, después las leería.

Lo que tenía en mis manos se sentía pesado y lleno de muchos recuerdos.
Era un Scrapbook que al parecer la persona que lo había hecho se tomó el tiempo suficiente para dejarlo en la forma en la que estaba.

Acaricié la fina tapa café que adornaba el inicio de algo. Entreabrí el libro para hallar una nota en la primera hoja.
Me sentía un poco culpable por invadir la privacidad de Midoriya, pero sentía que era una necesidad hacerlo.

La nota no decía gran cosa. Solo daba la bienvenida a lo que era un libro de recuerdos y muchas malas palabras en cada renglón.

“Querido Deku, en todo este tiempo que hemos estado juntos me has hecho muy feliz, quiero que sepas que aún te amo como cuando éramos niños, eres todo lo que siempre imaginé para mí y así quiero que sea siempre... Eres lo mejor que me ha pasado y pasará, espero y siempre estemos juntos.
Gracias por estos seis años juntos"

Siempre tuyo Kacchan

Terminé de leer para sentirme un poco mal por Midoriya. Ahora entendía por qué cuando el abría ese lugar terminaba llorando. Incluso también entendía sus pesadillas.

Pero eso solo era el inicio del libro. Así que decidí continuar.

 Así que decidí continuar

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No más corazones rotos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora