Viaje

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Ben estaba sentado en una banca en el mercado de Utapau. El lugar estaba lleno con seres de todas las razas. Al ser este planeta un lugar pacífico, era concurrido por quienes querían huir de cualquier indicio de guerra.

Estaba nervioso, ya llevaba un buen rato esperando y Rey no aparecía. Rogaba que no lo dejara plantado, porque tal vez toda la calma que estaba demostrando ahora se hiciera pedazos.

Miraba constantemente a todos lados tratando de encontrarla en la multitud. Su rostro se iluminó cuando la vio. Llevaba una túnica oscura, con pantalones bajo la rodilla, el cabello suelto, su morral y su bastón en la espalda. Por un instante fue como si fuese su conexión, solo podía verla a ella.

Ben se levantó y se le acercó, no esperó la reacción de Rey y la besó asiéndola por la cintura. Ella abrió los ojos y vio al hombre de pelo rubio y gafas gigantes frente a ella. Le pareció conocido, pero su aroma, su aroma era totalmente familiar. Al darse cuenta que era él, lo abrazó y lo besó. Sin duda esto era mil veces mejor que a través de la conexión y tocarlo y sentirlo en vivo, valía cada maldito instante en la galaxia.

No querían separarse, deseaban eternizarlo, no abandonar la boca del otro y no separar su contacto de ninguna forma. Estaban nerviosos, agitados, emocionados, todo al mismo tiempo. Se detuvieron solo cuando necesitaron aire.

-Pensé que no llegarías -Ben la dejó en el suelo sin soltar su cintura.

-Lamento la demora, algunos inconvenientes en el camino -Rey sonrió, mas cuando se dio cuenta de que sus gemelos no rechazaron a Ben.

- ¿Quieres comer algo antes de partir? -Ofreció él- Después de todo, estaremos a porciones, agua y galletas al menos por un par de días.

-Bueno... podría comer algo -En realidad estaba hambrienta, con las náuseas, no había sido capaz de comer nada.

Se sentaron a comer y no podían dejar de mirarse. Rey estaba divertidísima viendo a Ben con la ridícula peluca rubia. A su gusto, se veía adorable.

-Te ves bien -Dijo ella tratando de no reírse, lo cual era inútil.

Ben estaba rojo y muy serio, de verdad que Mayba se había burlado de él, entregándole esa horrible peluca y esas gafas gigantes. "Al menos nadie te reconocerá" Le dijo mientras se apretaba el estomago riendo. No tuvo tiempo de encontrar otra cosa, por lo que tuvo que asumir su disfraz.

-No es que yo lo haya elegido -Respondió él mientras comía los fideos que tenía en su plato- Solo tendré que usarla cuando estemos en publico y espero que no tengamos que ver a nadie en al menos unos días -La miró fijamente dejando que ella viera su deseo en la mirada.

Rey se sonrojó y bajó la vista por un momento. Luego se recompuso y terminó de comer.

-Nos iremos ahora. Tengo la nave esperándonos en el hangar del puerto -Miró a todos lados- No queda lejos de aquí.

Ella asintió y lo siguió cuando él se levantó y le tomó la mano. El contacto era electrizante y la hacía pensar que no soportaría estar lejos de él nunca más.

Caminaron un par de cuadras y se dirigieron al hangar. No andaba mucha gente, parecía que algo los estaba entreteniendo en ese horario.

Se subieron a "La Dama Errante", era bastante moderna y equipada. Tenía un camarote con una cama y un comedor pequeño con una cocina. Rey tuvo un déjà vu. Todo allí le pareció familiar, como si ya hubiese estado antes en aquel lugar. Asumió que muchas naves tenían una construcción similar por conceptos de comodidad.

Se sentó junto a Ben en el asiento de copiloto y él se sacó la peluca enseguida. Estaba sudando con eso en la cabeza. Su cabello negro estaba húmedo con el sudor y dejaba que un mechón le cayera en la frente. Rey lo observaba mordiéndose el labio. Encontraba esos rasgos de él, masculinos e interesantes y le provocaban demasiadas cosas. "Deben ser las hormonas" pensó para si misma. Había leído los efectos secundarios del embarazo y se burló de eso, pero ahora estaba padeciendo todos y cada uno de ellos.

InconscienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora