Estrategia

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Ben estaba en la cabaña de Rey, estaba caminando alrededor y mirando por los rincones. Abrió los cajones, revisó bajo la cama y miró también algunas cajas. No sabía que buscaba, pero de alguna forma sentía la necesidad de hacerlo. Una última mirada lo llevó a una caja tirada en el rincón. Rebuscó entre la ropa que estaba dentro, hasta que una suave tela roja llamó su atención. Tiró de ella hasta que salió por completo. Era el vestido rojo del baile en Sesid. Ben lo tomó y lo olió, el aroma de Rey invadió sus sentidos. Recordó aquella noche que la vio con el vestido puesto, la misma noche en que ella salió corriendo después de decirle que estaba embarazada.

Si tan solo en ese momento hubiese sabido que los gemelos eran suyos o al menos una sospecha, habría hecho las cosas distintas, incluso hubiese abandonado la Primera Orden esa misma noche. Ya no era momento de arrepentimientos, ahora debía pensar como arreglarlo todo.

Los días anteriores había sido acompañado a todos lados con alguien armado, había tratado de mantener cierta normalidad en sus actos para que el odio de los rebeldes no fuera en aumento. Pero aquel día, le tocaba a él; el gran piloto de la Resistencia, el que había torturado y escapó con FN2187. Doble fracaso si lo sumaba al escape de Rey. Aquel día prefirió quedarse fuera de los preparativos de Leia, comer encerrado y evitar en lo posible cualquier contacto con el exterior.

No quería enfrentarse a Poe Dameron y no era por miedo a que le diera con el blaster por la espalda, si no, que no sabía como afrontar a su rival de amores. No quería actuar ante un hombre celoso, él lo era, sabía a lo que se enfrentaría. Aunque también sabía, que él había ganado. Rey lo amaba, tendría dos bellos y poderosos hijos, lo primero si se parecían a su madre, lo segundo por ser una mixtura de ambos. Sonrió pensando en aquellos pequeños y regordetes seres que venían en camino. Ellos y Rey era su esperanza de una vida plena y feliz.

El dolor de no tenerlos con él lo amargaron, comenzó a sentirse como una fiera encerrada e incluso que las paredes se cerraban a su alrededor. No supo cómo, pero se halló a si mismo encogido sobre la cama, abrazando con desesperación el vestido rojo. Quería llorar, romper todo, pero a la vez estaba tranquilo y contenido, como si los restos de Rey en ese lugar lo mantuvieran calmo.

Una sensación extraña lo embargó, una perturbación en la fuerza lo hizo salir de su letargo. Conocía esa presencia. Se levantó rápido y salió del cuarto. Como lo esperaba, Poe estaba fuera con el blaster. Le miró fijo y le señaló el cielo.

-Alguien viene -Dijo Ben caminando en dirección del improvisado hangar.

-Detente Ren -Respondió Poe apuntándole- Aunque mejor no te detengas y dame una razón para dispararte.

-Sé que sabes que puedo matarte solo con desearlo... No me busques... -Ben se quedó estático enfrentándolo.

-Puedo disparar rápido -Respondió Poe.

Ambos se quedaron mirando con fiereza uno al otro. Leia les gritó desde afuera de la sala de comunicaciones.

- ¡Poe, Ben! ¡Alguien viene! ¡Dejen de pelear y vayan a ver! -Les ordenó.

Dejaron su fiereza de lado y bajaron. Se quedaron expectantes mientras la nave desconocida se acercaba.

-Tus amiguitos de la Primera Orden nos encontraron. Nos traicionaste -Poe le volvió a apuntar con el blaster.

-Si, es una amiga, pero no viene a hacerles daño -Ben levantó las manos- Si quieres mátame y luego le preguntas, te aseguro que Mayba te matará tres veces antes de que caigas al piso. Por no mencionar que mi madre te revivirá y pateará tu trasero.

Poe dejó de apuntarle a Ben con una mueca de frustración, en cambio apuntó a la nave que descendía. El resto de los Rebeldes bajaron con sus armas para recibir a la recién llegada.

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