Las reglas del juego.

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Las vacaciones se acercaban estrepitosamente rápido y las mareas de jóvenes que pululaban el lugar se llenaban de una anticipada agitación propia de su edad. Los pasillos eran un punto de reunión para los amigos y compañeros que entregaban cansados y gustosos sus últimas tareas para poder dar inicio a su tan merecido descanso.

Los talleres culturales y deportivos se preparaban para el clásico cierre de curso donde se presentaban galerías o concursos con la intención de exponer lo que se venía haciendo durante los días escolares como actividades extracurriculares. Entre los tantos preparativos se encontraban los torneos inter facultativos de todas las actividades deportivas; la tarea más que difícil resultaba ser bastante compleja, entre todos los ayudantes había una muchacha de alegres ojos y enigmática sonrisa como principal organizadora del evento, Maya Ducard.

Ella había sido la encargada prácticamente desde la inscripción de los participantes hasta la organización de las áreas recreativas. Maya ponía esfuerzo en cada actividad que realizaba pero el americano por ser en específico la más importante era a la que le dedicaba también más tiempo.

-¿Cuándo nos presentaras a tu nuevo novio Damian?- pregunto de la nada la muchacha mientras caminaba en medio de sus dos amigos.

-Él no es mi novio- Damian la miro receloso, notando con disgusto que la fémina ni se inmutaba.

-Él no es su novio- Colín respondió casi al mismo tiempo que el moreno. De igual forma miro a la chica obteniendo el mismo resultado que el primero.

-¿Entonces porque te secuestro el otro día?

-No me secuestro, yo fui con él- no se podía decir que se escuchaba convencido pero jamás aceptaría que Jon lo tomó desprevenido esa tarde cuando lo arrastro bajo las gradas.

-De cualquier forma, ¿por qué estaba tan molesto? ¿Qué fue lo que hiciste Damian Wayne?

Maya tuvo que morderse la mejilla interna para no reírse del bufido sincronizado de sus dos compañeros. Ninguno respondió nada y en la mente analítica de la chica las posibilidades para conseguir información le asaltaron tan estrepitosamente que ella también mantuvo el mutismo que rara vez los caracterizaba.

Como costumbre de los últimos días ella se quedó más tiempo en el instituto para cerciorarse de que todo marchara en orden. Esa tarde estuvo llena de solicitudes de los diferentes equipos que se formaban en el campus, entrada estaba en las confirmaciones que casi no nota la presencia de cierto jugador que entregaba la solicitud de su equipo.

Antes de que este se fuera le llamó para que se le acercara, cuando lo tuvo de frente su mente hizo clic al reconocer ese azul cielo tan intenso que ni el brillo opaco de esos lente podía menguar.

Maya jamás había sido una amiga entrometida o chismosa, pero sencillamente ese chico le causaba una curiosidad enorme que no fue capaz de resistir "ayudar" a su amigo.

Después de una plática corta donde ambos se presentaron y a sabiendas que lo que tenían en común era conocer a Damian, fue que la chica se atrevió a preguntar lo más casual que pudo.

-¿Entonces qué te parece nuestro querido amigo Wayne?

Jon hubiera respondido de dos maneras distintas, una diciendo que era un Dios en la cama y otra argumentando que era un completo monstruo, sin embargo considerando que era allegada al Al'Ghul se limitó a sonreír torpemente y alzarse de hombros.

-Interesante...

-Ambos sabemos que te gustaría darle un buen golpe en la cara- se rio por su propio comentario antes de continuar- créeme no te culpo, pero en el fondo es un buen chico... solo tienes que persuadirlo.

Por una tradiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora