El tiempo fuera.

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Permanecieron juntos; abrazados diez, quince, veinte minutos hasta la media hora. Jon había apresado entre sus brazos el delgado cuerpo de Damian y ahí le ofrecía un cálido hogar. Cansado de la misma posición el joven Wayne se enderezo del lugar que había ocupado desde que aquel extraño contacto inicio, ahora quedaba de frente al jugador, quien solo aflojo el agarre sin liberarlo realmente. Su nueva postura consistía en un Damian de pie quien se localizaba entre las piernas de Jon quien le estrechaba las caderas y respiraba despacio con los ojos cerrados sobre el pecho del mayor, los brazos del heredero cubrían el fuerte cuello y hombros del "53" que ya estaba más tranquilo.

El frío exterior no podía afectarles en esa situación, tan desconocido aquel estremecimiento cuando sus cuerpos se brindaban el calor necesario para sonreír armónicos. Jonathan hubiera sido capaz de permanecer así por largo tiempo pero el repentino abrir de la puerta rompió la esfera de tranquilidad donde se había albergado con ahínco.

-¿Jon?!- esa voz chirriante le hizo abrir los ojos sorprendido- hijo por dios! ¿Cómo estás? ¿Qué pasó? Nos hablaron diciendo que habías tenido un accidente! Tu padre está estacionando el auto, en verdad estaba tan preocupada que...

-Ma... tranquila, me duele la cabeza cada vez que gritas- aun sostenía la cintura ajena y cuando Dami trato de alejarse el jugador lo tomo de la mano para que este no se fuera- estoy bien, solo fue un desvanecimiento leve.

-No me digas que fue algo leve!! Perdiste la conciencia y... Damian Wayne?- al fin el muchacho se había dado la vuelta encarando a la mujer recién llegada.

-Señora Kent- cortés y tratando de evitar un sonrojo por la actitud posesiva de Jon quien no lo soltaba Damian extendió la mano para estrecharla en forma de saludo- tiempo sin verla.

-Lo mismo pienso, la última vez que te vi eras un pequeñín de diez años- por un momento el herido perdió importancia sin ser esa la intención- y ahora estás realmente apuesto.

Lois pareció satisfecha con lo que veía, según recordaba a Damian a los diez años este era un verdadero dolor de muelas, en las pocas fiestas donde ambos coincidieron el carácter arrogante y soberbio del muchacho le habían sembrado el deseo de darle una buen zurra. Ahora lo encontraba ahí junto a su hijo dándole, lo que ella considero rápidamente, apoyo y mimos.

-HIJO! ¿Cómo estás? ¿Qué pasó? Nos hablaron diciendo que... Damian?- Clark llegaba corriendo igual de angustiado que la madre, sin embargo ahora parecía que de la misma forma que esta el joven Wayne le había robado todo protagonismo al jugador en cama.

-Señor Kent- ahora si Dami no era capaz de controlar el rojo bermellón que le coloreó las mejillas y orejas. El "intrépido" de Jon se rehusaba a soltarle la mano aun en presencia de sus padres, aquella situación lo avergonzaba sin entender la razón concreta. Tal vez por los prejuicios que Damian tenía hacia una familia de granjeros donde él consideraba debían ser conservadores a más no poder.

-¿Cómo es que ustedes se conocen?- pregunto Jon y por fin las miradas de los adultos se fijaron concretamente en su hijo quien torcía la boca y examinaba a Wayne.

-Iré por la enfermera- sentenció Damian quien, como un resorte, quiso brincar y zanjar la plática.

Sin embargo una mujer robusta hizo acto de aparición con lo que todos suponían era un dictamen de la situación del más joven de los Kent. Sin más remedio el muchacho tuvo que permanecer ahí por súplica calladas del convaleciente.

"Nada de qué preocuparse, no tiene ningún hueso roto y al parecer el desvanecimiento solo fue productos de una deshidratación leve, aun así recomiendo que lo llevan a un hospital para que lo evalúen más a fondo"

Por una tradiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora