• Remplazo • (Alfred x Mystery)

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Alfred caminaba tranquilo rumbo a su casa, donde Kao le esperaba para cenar. Había sido un día de trabajo mas pesado que los anteriores; Mystery se comportaba realmente insoportable, desde que Rex y el se distanciaron por uno de sus tontos problemas de pareja le a estado jodiendo con sus quejas y mal humor.

No sabia por que lo hacia, el no tenía ni una pizca de interés en el. No desde aquel día. Pero era su superior, por lo tanto no tenia mas remedio que aguantar las rabietas del felino y esperar a que todo el asunto se calmase. Sin darse cuenta por estar inmerso en sus pensamientos llego a la puerta de su casa, saco sus llaves del bolsillo y las introdujo en la cerradura, cuando la abrió paso dentro y cerro la puerta tras de si.

— uff... —en eso percibió un delicioso aroma proveniente de la cocina se dirigió a donde el y encontró a su compañero de morada—.

— Turuuru~ perfecto —hablo para si mismo al servir la comida en los dos platos—.

— huele delicioso.

— ¡Ay! Alfred, no te escuche entrar —volteo a ver al mayor con para después saltar a sus brazos—.

— perdón si te asuste —corresponde su abrazo—.

— no hay problema, estoy feliz de que llegaras a casa con bien —sonrió de bajo de su bolsa y se acurrucó en el pecho del can—.

— que lindo gracias —soltó con indiferencia, pero a la vez con una pizca de cariño—.

— hehe, ¡ven ya! Prepare tu comida favorita —le toma de la mano y lo guía hasta la mesa—.

La cena transcurrió tranquila, seguido de una platica sobre las trivialidades del día, Kao era el que mayoritariamente hablaba, Alfred solo asentía y no respondía mas de 10 palabras, era normal; el pequeño híbrido sabia que el mas alto no era de muchas palabras, pero aun así le quería y disfrutaba de su compañía.

Tiempo después de que lo ayudara a recoger y lavar los platos, Alfred salio de la casa y prendió un cigarrillo. Volvió a nublar su mente de pensamientos, soltó el humo de sus pulmones creando una nube obscura y mal oliente.

Minutos después se escucharon unos pasos cerca de su ubicación, Alfred se puso alerta, causando que sus orejas se moviesen un poco.

— ¿Quien han da ahí?...

Continuara...