N/A: hoy me dió una fuerte inspiración.
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Alfred se quedó callado unos segundos, sentía que el alma se le escapa del cuerpo. Sus mejillas se tornaron más rojas que nunca en su vida, dominado por la incomodidad y vergüenza corrió a la salida de la habitación, en el momento en el que tomo la perilla de la puerta, una mano grande estiró de su bata atrayendo le bruscamente hacia el.
— Hoy, en mi casa, después del trabajo -sentencio-.
— ¿Eh? Pero...
— Se que no me fallarias~ sería una lastima que algo malo le pasara a esa linda cabra tuya.
— ...
— Así me gusta, ahora largo, tengo cosas que hacer.
El can cerró la puerta tras de sí y soltó un enorme suspiro, para ir a su respectivo lugar de trabajo. El tiempo pasó bastante rápido ese día, algo que no le agrado para nada, cuando fue la hora de salida se tomó su tiempo, tratando de tardar lo más que podía. Cuando por fin estuvo fuera del edificio, el gato de cabellos púrpuras le esperaba recargado en un auto completamente negro, incluyendo las ventanas, impidiendo la visión del interior de este, algo que le puso todavía más nervioso.
— ¿Que estás esperando? Entra de una vez, maldición.
El más bajo no dijo nada y solo se limitó a subirse de lado del copiloto, su acompañante hizo igual para siguiente emprender camino a la vivienda del gato mayor, el trayecto fue algo incómodo para Alfred quien todo el tiempo mantuvo su vista fija a la ventana, Mystery de vez en cuando le miraba de reojo.
Finalmente se estacionaron frente a una gran casa de 3 pisos, el jardín se veía infértil, incapaz de aguardar vida en el y con algunos huesos descansando sobre este. Simplemente inquietante.
— siente te como en tu casa, querido Alfred~ puedes tomar asiento en el sofá -dijo mientras dejaba pasea al ya mencionado y cerrar la puerta tras de sí, con seguro-.
— ¿Gracias? -le presto poca importancia a la presencia del contrario y comenzó a pasear su vista por el lugar, tanto las paredes como los muebles eran de colores obscuros, tenia un toque elegante pero algo anticuado, los cuadros que estaban colgados sobre las paredes estaban cubiertas por una delgada capa de polvo y telarañas dándoles un aspecto descuidado.
— ¿Vino o Champagne?
— ¿Uh? Ahmn... Cuál quiera está bien.
— Entonces, ¿Cómo te a ido? -pregunta miéntras toma asiento junto a él y sirve el líquido en una copa de vidrio para después pasársela-.
— ¿Te importa? -la recibe-.
— La verdad no, pero cualquier estupidez que salga de tu boca es mejor que un silencio incómodo.
— Hmnn.. Pues ¿Que te digo?, un loco sociopata me llevo a su casa para quien sabe que cosas a base de amenazas -dio un sorbo a su bebida-.
— ¿Y es apuesto? -eso bastó para que Alfred escupiera el licor y se atragantara un poco con este-.
— ¡CofcohwAsksldiwkwka!.. ¿Q-Que?
El de ojos heterocromonos tan solo soltó una fuerte carcajada, enseñando sus afiliados colmillos, Alfred dejó escapar una suave sonrisa. Las horas pasaron rápido entre risas y pláticas borrachas, el ambiente pasó de ser tenso a uno más agradable y cálido, por una noche, ambos convivieron como lo que alguna vez fueron hace años, algo que se destruyó con promesas falsas y sangre derramada, por esa noche, se olvidaron de todos los problemas, logrando convivir juntos en una misma habitación sin peleas, heridas, tan físicas como psicológicas; pero todo eso cambio dasticamente, el calor del alcohol y los movimientos torpes de ambos se transformaron en algo muy distinto.
Besos, caricias y palabras dulces llenaron aquella habitación, Alfred sumido en el delirio de aquella sensación que tanto le hizo falta en su vida, se dejaba hacer por su primer amor de la infancia, con una sonrisa boba, correspondía a todos esos actos de afecto de manera positiva, el razonamiento y la vergüenza no tenían lugar en aquel instante.
No falto mucho para que aquellos actos subieran de tono lo que eran suspiros pasaron a gemidos y gritos de placer, los cuerpos de ambos se unían en un delicioso vaiven, los rasguños y mordidas de Mystery eran sus firmas, firmas que demostraban que le pertenecía, que solo el podía hacer que su cuerpo se retorciera del placer, y otro aquel que lo intentase acabaría destrozado entre sus garras.
El rubio se sentía como nunca antes en su vida, por primera vez sintió placer al hacerlo con Jeremy, jamás pensó que el podía regalarle una sensación tan agradable y estimulante, se sentía en el cielo. Rodeo sus brazos en el cuello del mayor y beso su cuello para ahogar algunos gritos.
— A-Ahh~.. ¡Jeremy! Hmn..
— M-Mnn.. Rex~
Y ahí fue cuando el pobre can despertó de aquel maravilloso sueño, que en lo más profundo de su ser, tuvo la esperanza de que fuese real. Dando se cuenta de su verdadera posición: un juguete, una puta, un maldito remplazo.
— ¡M-Mystery...! ¡Basta, basta! -por cada vez que intentaba apartarle el contrario oponía mayor fuerza, hasta marcar su interior. Las lágrimas de dolor caían como cascadas en las suaves mejillas de Alfred, sintiendose sucio y traicionado una vez más.
Continuara...
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• Remplazo • (Alfred x Mystery)
Random(Los personajes no me pertenecen, si no a Sleepy-kinq) Yaoi: hombre x hombre. Portada: mía Disfruten [ ♥ ]