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—¿Quien han da ahí?...

Después de preguntar, los pasos se detuvieron en seco, Alfred podía escuchar una respiración distante y una mirada clavarle de manera incomoda a todo su ser, entre mas pasaban los segundos sin respuesta, mas temía por su seguridad.

— ¡S-Sal de ahí y muestra te! —comenzó a tartamudear y a sudar de sobremanera.

La enorme sombra soltó una pequeña y suave risa, para después comenzar a caminar hacia Alfred.

—¡Al! ¿¡donde estas!? ¡te necesitooooooo! —la voz del menor cesó por unos segundos— ¡¡A-HO-RA!!

—¿uh? —dirige su mirada a la casa por unos milisegundos, al volver a mirar a donde la sombra gigante se encontraba esta ya había desaparecido por completo.

El can se extraño, pero le resto importancia a eso y corrió dentro de la casa para verificar que el semi-ángel estuviera bien. Se dirigió al cuarto del menor (de donde provino el grito).

—¿si?

—¿puedes dormir conmigo esta noche? Hace algo de frío, heh —dio una pequeña sonrisa.

—oh, eso... Pues.

—¡por favor di que si!, estos días has estado mas distante que de costumbre y no me gusta —se cruzo de brazos e hizo un puchero.

—de acuerdo —suspiro derrotado.

—¡yay! —dio saltitos en la cama.

Alfred se colocó ropa cómoda para dormir y se metió en la cama junto a Kao, quien ni lerdo ni perezoso se apego a el buscando calor; no paso mucho tiempo para que ambos conciliaran el sueño. El mayor durmió tranquilo esa noche, ya una que una de las pocas personas más importantes de su vida, se hallaba a su lado, adoraba eso de la pequeña cabra, con su sola presencia era mas que suficiente para que su mente dejase de dar tantas vueltas y una sensación de paz le invadiera.

« A la mañana siguiente »

El de pelaje rubio abrió los ojos de manera pesada al escuchar el odioso despertador obligándole a salir de su acogedor sueño, le apago y se sentó en la cama de manera lenta mientras bosteza. Al mirar de lado contrario observo que su acompañante hacia falta, dando entender que se había despertado horas antes.

—¡el desayuno esta listo! —exclamo el menor desde la cocina.

Pasaron unos minutos para que Alfred llegara a la cocina ya arreglado para ir al trabajo, donde un adorable desayuno le esperaba en la mesa.

—¡espero que te guste!

—gracias —respondió indiferente como siempre y se sentó a comer, Kao suspiro ante aquello y limpio un poco la cocina.

Al terminar recogió la mesa, para después dirigirse a donde Kao, tomarle de las caderas a pegándole a su cuerpo y plantar un pequeño beso donde se supone que estaba su frente; el menor soltó un pequeño gemido por la sorpresa y sus mejillas adquirieron una fuerte tonalidad de rojiza.

—gracias por el desayuno, estuvo delicioso.

—fue un placer —tartamudeo y le miro anonadó.

—nos vemos después —dicho esto recogió sus cosas y salio de la casa.

Cuando el can estuvo a kilómetros de su casa un enorme grito de felicidad por parte de Kao casi rompe las ventanas, la esperanza de que Alfred correspondiera sus sentimientos se hacia cada vez mas grande en su corazón.

« En el trabajo »

Alfred llego y saludo a algunos colegas, al dirigirse a su puesto  pudo escuchar gritos y cosas rompiéndose en la oficina de Mystery.

— ¡se acabo! ¡Suerte con tu vida de soltero! —exclamo Rex azotando la puerta para salir de ahí.

— ¡Rex, espera! —salio tras de el, pero el demonio ya se había ido; por ello dio un suspiro de frustración mientras apretaba los puños.

— ... No se que pasa aquí, pero tampoco me importa —soltó dispuesto a irse, pero el mas alto logro tomarle del cuello de su camisa— ¿a-ah, J-Jeremy...?

— cierra la boca Brown —contesto frío para después jalar le dentro de la oficina.

Continuara...

• Remplazo • (Alfred x Mystery)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora