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Cuando la película termino, la gente se disperso para salir de aquella sala y los conserjes comenzarán preparar el material de limpieza para arreglar el desastre por parte de las personas que ocuparon la sala de cine.

— ¿Estuvo bonita, no es así?

— "bonita" no es la palabra que yo usaría, pero le doy un 8/10

— Oh... ¿almenos te sientes más relajado?

— si, gracias -en cuenta ambos salieron al aire libre, prendió un cigarrillo y se dispuso a fumar, algo que al más bajo le desagradaba, pero por más que intentaba cambiar ese hábito en Alfred, simplemente terminaba ignorado por lo cual dejo de hacer-.

Cuando ambos llegaron a casa, cada quien se fue a su respectiva habitación, el reloj estaba a punto de marcar las 10 de la noche, esa película si que había durado bastante.

Alfred comenzó a quitarse las prendas que llevaba puestas, para solo estar en calzoncillos, hoy era una noche algo calurosa, así que la pijama solo le traería incomodidad al dormir. Se quedó recargado en el marco de la ventana por unos instantes admirando la noche, algo de brisa cálida entro por esta e hizo que su largo y rubio cabello se alborotara un poco. La hermosa sonrisa de la luna despertaba en el un primitivo instinto de querer aullar, pero sabía bien que si lo hacía despertaría a medio vecindario y se vería ridículo.

Quedó paralizado observando la nada por unos instantes más, para finalmente acostarse en su cama y dormir.

[ ... ]

Un grito ensordecedor le despertó de golpe, sus sentidos aún estaban completamente torpes por lo cual se levantó de la cama tambaleándose y chocando contra las paredes, cuando abrió la puerta de su habitación aproximadamente 2 kg de arina le callo encima dejándole tan blanco como un fantasma.

— ¿¡Pero que demonios..!?

— ¡¡A-ALFRED!!

— ¡KAO! ¡YA VOY, D-DESCUIDA!

La casa se llenó de tanto escándalo, como cosas romperse, agua callendo, golpes, pollos de goma pero sobretodo las palabrotas que nuestro Alfredo escupía al caer en cada trampa cuidadosa y muy bien oculta, algunos de sus vecinos curiosos de lo que ocurría salieron de sus viviendas o se osomaban por la ventana tratando de averiguar lo que sucedía.

Mientras tanto en el trabajo, Mystery se encontraba en su despacho con una enorme sonrisa en su rostro pues ya se imaginaba la cara de Alfred cuando se topar con los pequeños regalos que le dejo en su casa mientras dormía, una hora más tarde el can se presentó a trabajar con la ropa mojada y en su rostro totalmente serio, pero detrás de esa máscara estaba arrancándose los cabellos, vociferando maldiciónes y deseoso de asesinar al responsable.

Sus compañeros de trabajo lo miraron algo sorprendidos y curiosos por lo que había ocurrido, pero prefieron ser igual de indiferentes con el, a diferencia de una chica que se acercó al can, con una sonrisa amable le entrego una toalla para que se secará y después volver a su puesto de trabajo, algo que Alfred agradeció internamente ya que no se encontraba de humor para dar le explicaciónes a alguien.

Con largas zancadas y mojando los pasillos se dirigió a la oficina principal, donde abrió la puerta de un tremendo golpe, importando le poco lo que pasaría después, solo tenía un objetivo en mente:

— ¡JEREMY!

— carajo, te e dicho que no me llames así -contesto tranquilo desde su asiento-.

— ¡Cierra la boca maldita sea! ¡Sé que tú eres el responsable de esto!

— ¿Moi? ¿Que te hace pensar eso? -bajo sus orejas y recargo se recargo en el escritorio con una sonrisa inocente-.

— ¡yA BASTA! ¿¡ME OISTE!? ¡BASTA, BASTA, BASTA!

— ¿Estás en tus días?

— ¡NO! ¡Mierda!... ¡Eres el peor bastardo que e conocido en mi vida! ¡Mi vida es una basura gracias a ti! ¿¡No te basto con lo que me hiciste pasar cuando niños!? ¿¡Que a caso no tienes llenadera!?

— Alfred...

— ¡Eres un maldito monstruo! ¿¡POR QUE NO ENTIENDES DE UNA VEZ!? ¡DETESTO QUE ESTES CERCA DE MI, DETESTO LAS TORTURAS! ¡Ya no te aguanto! ¡Ya no sé qué más hacer, mudarme otra vez no servirá de nada! ¡Me vuelves loco! -sorbio fuertemente su nariz y rompió en llanto-.

El felino morado no hacía nada más que mirarle con una mirada neutra, adoraba causarle sufrimiento al contrario, solo el podía ser su causante, durante este tiempo desarrollo un sentimiento de extremo dominio hacía Alfred, le era satisfactoriamente exitante verlo en ese estado, casi pareciendo que su cuerpo colapsaría.

Se paró de su asiento y camino a donde el perro a paso lento, con la misma expresión en el rostro, haciendo que este se callase de inmediato y se tensara.

Cuando estuvieron frente a frente, Alfred miraba al suelo hecho un manojo de nervios, comenzó a sudar de sobremanera como era su costumbre, esperando lo peor, con cada segúndo que pasaba el sentimiento aumentaba y era peor. Hasta que por fin decidió levantar su vista, fue cuando todo cambio por completo...

Mystery había besado sus labios de manera sorpresiva, esto le exaltó bastante, casi pegando un brincó, de no ser por los largos brazos del más alto rodearon su cintura manteniendole cerca de su cuerpo.

Alfred no entendía absolutamente nada, este beso era completamente distinto a todos los que le había dado, era delicado, no tosco. No duró mucho para que esté poco a poco se fuese rompiendo, recibiendo la mirada penetrante de su superior, haciendo que sus mejillas se sonrojasen un poco.

— ¿Por qué el beso?... -bajo sus orejas en signo de sumisión-.

— Para que te callaras, me estaba empezando a doler la cabeza.

Alfred se congeló, y el silencio reinó.

Continuara...

• Remplazo • (Alfred x Mystery)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora