Capítulo 12

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Oh... Santos cerdos voladores.

Me despierto desnudo en una cama que no es mía.

Debajo de un cuerpo que conozco.

Me sobresalto un tanto al comienzo... Luego recuerdo todo lo de anoche.

Sonrió y recuerdo que no soy yo al que le dolerá la cadera.

Ya... Puede ser que talvez, sólo talvez todo esto me sacó de las dudas.

-- Lulú... Dime qué esto no es un sueño.- Un Martín somnoliento me observa y yo le sonrió -- Creí que no estarías aquí al despertar.

-- Idiota, nunca haría algo como eso, si me lancé al abismo, no puedo salir de ahí sin sacarte primero.

Martín me abraza, me abraza cómo anoche, con un millón de sentimientos, con palabras escondidas, abrazo con sabor a miedo de lo que venga y sabor al último de todos.

-- Martín si tú piensas lo contrario y- me calla.

-- Ya conversamos ésto Lucas. No podemos hacer nada, los dos ya discutimos bastante anoche luego de haber hecho- calla y lo miro un tanto divertido--  Ya sabes, los dos sentíamos esa tensión sexual entre nosotros, somos jóvenes, no es que haya sido por completo correcto lo que hemos hecho, pero es mejor así.

— Concuerdo contigo, pero no me arrepiento, ahora el problema es como me enfrentaré a todo lo que puede llegar a mi vida.

— Oh, mejor comienza a preocuparte desde ahora, hay que enfrentar a las fieras de allá afuera.

Asiento, nos vestimos luego de darse cada por separado una rápida ducha y abro la puerta.
Peor que en una película de terror, están todas las cortinas tiradas, y una sola lámpara alumbra, camino  asustado hacia la sala de estar, lugar iluminado, pero antes de llegar hacia el sofa suelto un grato chillido mazculino al ser agarrado por los  hombros.

En perspectiva positiva... No moriré virgen.


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