Capitulo uno.

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La lluvia caía sin tregua alguna sobre la fría y oscura ciudad. Las ventanas se mantenían cerradas, y los automóviles aparcados en las aceras de las calles no hacían ningún ruido. Mirar hacia el cielo no servía de nada, una enorme nube de desesperación lo cubría todo, a cientos de kilómetros lo único que se veía esa noche de mayo era la señal del murciélago clamando ayuda.

Otra fuga de Arkham había traído consigo una nueva persecución por las callejuelas de Gótica. Esa noche la mente de su guardián no se encontraba del todo bien. Desde hacía ya algún relativamente corto tiempo, la más gran amenaza que jamás hubo conocido Batman se había presentado ante la humanidad con el nombre de Superman.

La persecución terminó con el Pingüino de regreso en una jaula y con más hematomas de lo normal en el cuerpo del caballero oscuro. No podía sacar de su mente al nuevo protector de Metrópolis, lo poco que sabían de él se había conseguido con los fervientes artículos de la reportera Lane, pero nada de lo que la mujer escribía era valioso, nada que sirviera a la causa.

Le había resultado casi imposible seguirle los pasos al hombre de acero (como lo llamaba la prensa), ni con la ayuda de sus dos más potentes satélites le había podido descubrir. Siendo justos se tenía que mencionar que para que los instrumentos espaciales fueran capaces de trabajar primero se tenía que localizar al superhombre y ya que este último solo aparecía lo esencialmente indispensable no se podía seguir rastro tangible. Algo frustrante para el más grande detective.

"Bitácora de Batman -investigación sobre Superman- día 00:

Superman lucha contra la injusticia allí donde se halle y no permite bajo ningún concepto que nadie haga daño a aquellas personas bajo su protección (como lo es la reportera Lane y el fotógrafo Olsen).

No se tiene mucha información sobre él, los artículos de la reportara no demuestran nada que no se le haya visto ya realizar.

Tipo de caso: Abierto"

***

La mañana siguiente fue tranquila, llena de reuniones aburridas sobre inversiones extranjeras y el manejo del capital financiero en la empresa. En su despacho privado continuó trabajando, las horas transcurrían y el sol se colaba por los gigantescos ventanales que servían como paredes.

De vez en cuando hacía girar su cómoda silla para contemplar su amplia ciudad, en el día y a esa altura Gótica resultaba extraña, parecía tranquila como si nada malo se cocinara dentro de los almacenes o edificios abandonados, como si hubiera esperanza. Continuó con su labor, no servía de nada soñar despierto, si quería conseguir que algún día se viera y fuera como lo que la altura de ese vigésimo piso le mostraba tenía que trabajar y esforzarse.

Cuando el reloj marcó cuarto para las tres Bruce ya se encontraba preparando sus cosas para dejar el trabajo por unos minutos y disponerse a ir a comer algo, desde la noche no había probado bocado apropiado y de no hacerlo seguramente su fiel mayordomo lo reñiría como si aún fuera un niño, aquel pensamiento lo hizo sonreír "sigues cuidando de mi Alfred", sin embargo un cambio en la iluminación lo hizo frenar, girando sobre sus talones se enfrentó a lo que cambiaría el rumbo de su historia para siempre.



Notas finales:

Gracias por leer, les envió besos. 

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