Capitulo cinco.

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En las noticas se veía a Superman salir volando ocho metros hasta estrellarse contra la columna de un gran edificio en el centro de Metrópolis, por alguna razón sus movimientos habían entorpecido y se le notaba débil. Recibía más golpes de los que era capaz de acertar.

La gente se preguntaba qué le sucedía al gran y poderoso héroe de capa roja.

Un con cerebro humano y un poderoso cuerpo de máquina que parecía tener una fuerza similar a la del superhombre era quien le golpeaba una y otra vez, lo recogía del suelo solo para volver a lanzarlo de un lado para otro mientras reía, en su pecho una pila de destellos verdosos le servían como fuente de energía y como arma para debilitar a Superman. Su nombre era Metallo.

Nadie comprendía que era lo que estaba sucediendo, sus fuerzas se agotaban como nunca antes hubiera experimentado, intentó volar para continuar con el enfrentamiento en algún otro lugar lejos de civiles, sus intentos rápidamente fueron frustrados al comprobar que con mucho esfuerzo y podía mantenerse de pie. Entre la gente corriendo del barullo, la reportera Lois Lane se colaba intrépida para poder grabar más de cerca las hazañas de su héroe. Era una mujer aguerrida y con una convicción efervescente que no temía ensuciar sus manos, se coló por entre una pared partida en dos esquivando el cableado eléctrico que colgaba sobre su cabeza, por entre el ventanal quebrado de un restaurante se asomó logrando divisar a Metallo sujetar una viga mientras sonreía y se acercaba hacia el cuerpo inerte del kryptoniano, las intenciones eran claras, sin dudarlo la mujer se aferró de una silla de madera y sin pensarlo corrió con la intención de impactar sobre el monstruo metálico.

Pedazos de astillas salieron desprendidos cuando el material chocó sobre la nuca del esbirro. Pero para desgracia de la reportera aquel contacto resultó tan insignificante como una brisa intentando derribar un árbol. Con paso lento retrocedió abatida solo para después enfrentarse con aquellos ojos que le respondían con burla.

-Superman no pudo hacer mucho con su fuerza sobrehumana, porque creíste que una simple silla de madera haría algo.

-No pretendía derrotarte- sus ojos analizaron las posibilidades- solo hago tiempo.

-¿Tiempo?- repitió entre risas cínicas- ¿A qué le estarías dando tiempo? Aún crees que será capaz de...

Un impulso sagaz lo lanzó directo a un montón de rocas interrumpiendo su habla, la fémina cubrió su rostro impresionada y no salió de su trance hasta que una gigantesca sombra se posó frente a ella a modo de escudo, después escuchó una explosión y restos de guijarros alzaron altura del suelo. No era lo que ella o algún otro esperaba, todos mantenían la esperanza de que Superman se recuperara y acabar con Metallo. Sin embargo la verdad era que quien ahora le hacía frente no era otro más que el vigilante de la ciudad maldita: el murciélago de Gótica.

-Llévatelo.

Fue la orden que escucho salir del imponente cuerpo que le daba la espalda para volver a la lucha, esa voz ronca resonó como un eco en su mente pero de inmediato su cuerpo reaccionó al salir corriendo a donde se hallaba el hijo de krypton. Con todas sus fuerzas lo intentó ayudar a ponerse de pie, pesaba una tonelada y el traer tacones y falda no era más que un estorbo "desde mañana pantalones y deportivos Lane" pensó sacando y metiendo aire a sus pulmones a causa del tremendo brío que realizaba. Conforme se iban alejando del estruendo de estallidos y golpes le pareció notar como Superman iba pesando menos ya que él mismo daba los pasos. Ya a una distancia que considero prudente lo colocó en una banqueta y ella se tumbó de espaldas descansando el ardor en los músculos.

Ambos respiraban con notoria dificultad.

-¿Lois, qué... qué está pasando? ¿Dónde está Metallo?- se incorporó despacio.

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