CAPITULO 17

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¿Cuál era el problema? El maldito problema con él, ¿quien sabe? quizá era que no tenía una carta de recomendación o algo parecido, como sea que fuere tenía que encontrar un trabajo pronto antes que sus ahorros se acabasen.

Pensaba en ese tipo de cosas mientras esquivaba cosas por el estrecho y mal oliente pasillo de esa extraña vecindad en la que salían ruidos de televisores y otros sonidos algo molestos en algunos casos gemidos, en otros gritos y reclamos y en algunos más llantos y sollozos. Se detuvo un segundo en una puerta donde casi siempre encontraba a aquel chico de cabello oscuro, a veces llorando, a veces durmiendo—al menos de ahí no salen ruidos...— siguió su camino sin percatarse que alguien caminaba hacia a esa misma puerta.

Llegó al cuarto en el que dormía, sacó sobre una mesa lo poco que había comprado, un par de frutas y un paquete de galletas, una soda, no había para lujos; tomó su celular y lo puso a cargar, estaba mirando la batería cargar y notó algo en su red social, una señal de alguien que estaba "cerca" —Así que está aquí ... —sonrió de medio lado al ver la foto —eso si que no me lo esperaba

—¡Con un demonio! —esos gritos aguardentosos que venían de fuera, eso y los pasos desesperados llamaron su atención lo suficiente para echar un vistazo fuera a ese extraño sitio donde la gente lavaba sus ropas; dos figuras aparecieron tomadas de la mano reconoció una de ellas

—¡Psst! —le hizo una seña y entre las sombras un desesperado chico y su hermano notaron un resquicio de salvación —por aquí — no tuvieron más opción que confiar en aquel extraño que apenas los vio entrar cerró la puerta tras de ellos—shh...tranquilos—golpes irrumpieron nuevamente, por instinto los chicos se escondieron entre el desorden existente

—¡Abre la puerta! —

Con detenimiento y pereza se dirigió a ver quién golpeaba, dos hombres uno era el horrible casero que regenteaba esa pocilga y el otro no lo conocía pero por sus ropas, semblante y olor alcohol no se le hacía una muy buena persona —¿sí?

—¿Dónde están mis hijos? —el mal oliente hombre alcoholizado fue el primero en hablar

—No sé de qué hablas amigo—dijo el inquilino temporal — si perdiste a tus hijos aquí no están

—Voy a revisar—el casero empujo al hombre al que le arrendaba el cuarto para adentrarse y dar una breve mirada— está muy obscuro enciende la maldita luz chico...

—Lo haría si sirviera... sabe, este cuarto tiene demasiadas deficiencias...ninguna bombilla funciona y además solo hay un conector de energía eléctrica, sin mencionar que el casero irrumpe cuando se le da la gana—el sujeto le ignoró y siguió mirando en todas direcciones no parecía haber rastro de los hijos de Tom —¿quiere pasar al baño también? ¿Ahí la regadera gotea... es decir ese tubo de plástico que la hace de ducha... —un gruñido le dio una negativa, el casero odiaba que le dijeran lo mal que estaba su edificio

—No... vámonos Tom no están aquí — dijo el hombre

—Seguro se fueron para la calle, esos pequeños vagos...— el borracho padre de Kal y Gart se dirigió hacia afuera seguido de su amigo

—Si, como sea buenas noches— la puerta se cerró y pudo respirar tranquilo, aseguro la puerta —ya pueden salir—dijo quedamente, pero no obtuvo respuesta—¿niños?

—Gr... gracias— un moreno de mirada tierna fue el primero en salir de debajo de la cama—por su ayuda

—No es nada... ¿Dónde está el otro? —vio remover una enorme bolsa de basura—ahí estabas ¿estás bien? —Garth asintió con pena—tranquilos están a salvo—los chicos no dijeron nada se mostraban inquietos, recordaban las últimas veces que habían entrado a otra habitación que no era la suya, no había sido una experiencia agradable, se acercó a ellos para tratar de ponerles una mano en el hombro, pero se arrebataron—bueno... yo... escuchen... no sé qué pasó pero pueden confiar en mi...

Chicos de GothamWhere stories live. Discover now