Capítulo 11

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                Itachi despertó sólo en el cuarto de hotel con el sonido de su celular, había programado una alarma para las cuatro de la madrugada en caso de por esas casualidades de la vida se quedara dormido y efectivamente ése había sido el caso.

Aletargado abrió los ojos con lentitud y se levantó para tomar el teléfono celular de sus pantalones que desde la noche anterior habían quedado tirados en el suelo. Se pasó las manos por el cabello para despertarse un poco y se vistió sin prisas, por un segundo llegó a creer que ella estaría en el baño y saldría de un momento a otro para compartir al menos un momento de charla. Después de todo el sexo alucinante que habían experimentado por lo menos merecía saber su nombre pero otra vez había hecho lo mismo, lo había dejado sólo.

Al volver del baño miró por los grandes ventanales la lluvia que aún seguía cayendo copiosamente en el cielo nublado y oscuro de Tokio, abrió la ventana y sintió el olor salino del viento que llegaba desde la bahía, encendió un cigarrillo y se quedó allí unos instantes observando el poder de la tormenta que los había acompañado durante unos momentos más que satisfactorios pero que eran sólo eso...momentos, tan breves como un relámpago. De pronto se encontró buceando a través de sentimientos que no deseaba sentir, se había jurado a sí mismo no volver a comprometerse sentimentalmente con ninguna mujer nunca más, tampoco tendría jamás una familia propia, esas cosas no estaban reservadas para personas como él que lo único que hacían era arruinarle la vida a los demás...

Y de pronto sin darse cuenta se vio a sí mismo al lado de una mujer sin rostro compartiendo momentos cotidianos, despertares y anocheceres, incluso una vida en común y por qué no algo más, tal vez hasta hijos y un futuro, ¿pero por qué ella se negaba a revelar algún dato sobre sí misma?, ¿sería posible que tal vez ya tuviera una vida formada con alguien más?, o tal vez fuera como él, una persona herida que no desea ningún tipo de relación.

Un destello lo hizo voltear en dirección a la cama, al acercarse vio el antifaz que la chica le había dejado sobre la almohada como recuerdo, lo tomó entre sus manos y se lo llevó a la nariz, aún tenía su perfume, mezcla de flores y cítricos y volvió a mirarlo sin evitar que se le escapara un suspiro.

—Mujer...qué estás haciendo conmigo.



El sábado amaneció nublado y gris pero al menos el aire estaba más limpio y fresco que en los días anteriores, Ino se despertó temprano y miró el reloj, eran las cinco de la mañana, había llegado del hotel a la una de la madrugada por lo que había tenido algo de tiempo para descansar, con ánimo se encaminó al baño para darse una relajante ducha y distender sus músculos agarrotados, Itachi sí que tenía fuerza al menos para ella que era mucho más pequeña que él en lo que se refiere a tamaño corporal pero no podía quejarse, aunque le doliera todo el cuerpo tenía su recompensa, no se había dejado ganar, la lucha había terminado en empate con ambos exhaustos a la misma vez, el recuerdo la hizo sonreír.

—No podrás conmigo Uchiha.

El timbre de su casa sonó a las 6:30 am para anunciar la presencia de Itachi en la puerta, la esperaba para ir juntos a la estación del tren bala que los llevaría hasta kawagoe, el pueblo de sus padres.

Ino tocó el botón del intercomunicador para que Itachi pudiera pasar, pocos minutos más tarde éste estaba frente a la puerta del apartamento golpeando lentamente tres veces, un escalofrío recorrió el cuerpo de la chica al recordar la forma en que él golpeaba la puerta en sus encuentros clandestinos.

Abrió la puerta rápidamente para dejarlo pasar, éste tenía ojeras y lucía pálido.

—Parece que un elefante te arrolló, ¿estuvo muy dura tu "reunión informal" de anoche? Creo que te hicieron trabajar mucho.

Amor después del amor - ("Te buscaré por mil vidas" Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora