Capítulo 7

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—Hey, quiero hablar contigo... ¿Te veo en la sala que siempre ensayas dentro de 20 minutos?

—Sí, bueno... Estaré ahí.

Sin más nada que decir, Mar se retiraba de nuestra sala de ensayos y yo fruncía mi ceño confundido por la forma en que HeeChul hablaba con ella. ¿De dónde había salido tanta confianza?

—¿Qué quieres con ella?

—¿Para qué quieres saber DongDong? ¿Acaso ya decidiste que si te gusta y vas a declararte? Sabes que no puedes salir con aprendices, va contra las normas. —Me dijo alzando una de sus... perfectas e irritables cejas.

—Cállate, ¿quieres? Y ya dime para que quieres verla. Todas están bajo mi cuidado y si, está prohibido salir con aprendices.

Di media vuelta en ese mismo momento para que no notara ninguna expresión que posiblemente realizaría por mis repentinos celos y es que, ¿para qué voy a negarlo más tiempo? Me gusta esa chica, vale, me agrada mucho más de lo que debería y no sé cómo evitarlo.

Avancé hasta el reproductor de música levantando en mi camino, todo lo que había utilizado, cada uno de mis utensilios estaba perfectamente ordenado gracias a mi pequeña obsesión con la limpieza que HyukJae, me había contagiado.

—Bueno, he quedado con ella porque quiere aprender a mover bien su cuerpo y a pesar de que es buena en muchas cosas, le faltan otras, voy a exigirle un poco eso... No tengo nada que hacer así que, con tu permiso, iré a pasar tiempo de calidad con Miss Piernas Perfectas —Dicho esto, se fue y yo me quedé como un imbécil quieto sin hacer nada.

Quizás debería mencionar que HeeChul, si bien es un hombre afeminado y que en muchas ocasiones puede pasar por ser gay y específicamente el pasivo de una relación, nunca he visto que alguna mujer haya sido capaz de rechazarle. Él nunca duda en declararse a una mujer, conoce a alguien y si ella le gusta pues ya es suya. No he visto jamás que alguna mujer se le resista. Pero ¿por qué tenía que ir con ella? ¿Por qué tenían que pasar tiempo juntos? Veamos... ¿No es más sencillo que ella me pida ayuda a mí?

No, es que eso no debía ser, no podía ser, no deberían siquiera hablarse. Además, ¿desde cuándo tienen tan buena relación? Si apenas una semana desde el casting en que definimos que Somi haría el papel de HyoYeon. Digo, ¿no habían avanzado bien las cosas entre nosotros? Al menos ya podía hablar más con ella, o darle más órdenes sin gritarle... Bueno, tampoco es que las cosas hayan avanzado mucho entre nosotros, pero ese era un gran logro, ¿no?

La duda estaba matándome, no podía dejarlos solos. Recién estoy empezando a ganar terreno y HeeChul quiere arrebatarme todo por lo que he peleado.

No, simple y llanamente no.

Con la prisa que corría incluso por mis venas debido al ataque de ansiedad y la adrenalina por descubrir qué sucedía con ella y mi amigo, entré a la sala en la que ella solía practicar y los vi demasiado cerca. HeeChul la tomaba de las caderas haciéndola moverse de lado a lado, dándole órdenes exactas de qué hacer con su torso y sentí, por primera vez como la sangre empezaba a circular con más fuerza bombeando mi corazón cegado por el enojo.

Avancé hasta ellos, me detuve cuando estuve cerca y la tomé del brazo tirando de este con fuerza tan sólo para dejarla pegada a mi torso. Mi brazo terminó envuelto en su cintura y mi mano a la altura de su cadera. Sus manos, chocaron contra mi pecho y nuestros cuerpos de pronto se encontraban sin espacio entre ellos.

—¿Qué... hace usted aquí? —El sonrojo de sus mejillas fue inconfundible, sonreí como bobo en ese momento al notar un pequeño atisbo de inocencia por su pregunta, ella parpadeaba tantas veces debido a la sorpresa que no pude evitar soltar una pequeña carcajada.

—Tranquila, sólo vengo a supervisar que HeeChul te enseñe lo correcto, ¿a qué si, hyung? —Los ojos entornados de mi compañero me hicieron fruncir un poco el ceño.

—Ya mejor dile que andas celoso de que yo pueda enseñarle y tú no.

—Soy un excelente maestro, así que puedo con lo que ella pida ¿verdad? –Ladeando el rostro, volví a mirarla y pude notar algo que hasta hace unos momentos no... Estábamos tan cerca.

Sus labios, a escasos centímetros de los míos, podía sentir incluso un dulce aroma a vainilla, ¿era de su cabello? ¿Su perfume? No estaba muy seguro, al parecer cada día usaba algo diferente pues no era el mismo aroma que sentí el día de mi cumpleaños, sólo sabía que tal cercanía estaba dejándome como un verdadero idiota.

Ella me dio un empujón y retrocedió dos pasos más tropezándose con sus propios pies, HeeChul fue más rápido que yo al sostenerla y dejarla de pie allí.

—Yo... Debo ir al dormitorio, las demás van a quejarse de nuevo si no logro terminar con las cosas que faltan —Murmuraba sujetando el borde de su camiseta, bastante ancha debo admitir.

—Sí, ve, descansa y mañana por la mañana espero verte de nuevo. –Dicho esto, me alejé sólo para darle el paso a que saliera, tomó sus cosas, miró a HeeChul e hizo una reverencia antes de retirarse.

—¿Soy yo o de verdad estás celoso DongHae? –Escuché tan cerca de mi oído que salté hasta el otro lado cubriéndome con toda la palma.

—Cállate, por favor.

—Estás celoso.

—No

—Que estás celoso.

—QUE NO ESTOY CELOSO HYUNG! –Enfurruñado, pisé con fuerza el suelo al voltear a verlo.

—Entonces explícame... —Me decía entre risas que estaba claro, no quería aguantar—. ¿Por qué no me dejaste ensayar con ella?

Era una buena pregunta, demasiado buena si quería ser sincero... ¿En qué momento me había convertido en alguien tan posesivo? De hecho, ¿qué me importa lo que ella haga o deje de hacer? De todas formas, está prohibido salir con una aprendiz, si salgo con ella su carrera podría terminar mal... Pero si ella debuta, ¿no podría yo, ser oficialmente, su primer novio?

—Porque tú mismo lo has dicho, no puedes estar a solas con un aprendiz, es mi deber cuidar a las niñas que forman parte de mi equipo, así que, por favor, evita darle tutorías como esta. –Dicho esto, avancé fuera de la sala, amaba a mi compañero por ser quien mejor me entendía, pero ¿por qué simplemente no podía mantener su distancia?

Al llegar a casa, me quité mis zapatillas y me puse los calcetines azules que ella me había regalado. Como un niño, reí avanzando hasta el sofá dispuesto a tumbarme así que lo hice. Con el móvil en mi mano, empecé a revisar las últimas noticias que aparecían en una página de farándula y algo llamó notablemente mi atención.

Un artículo encabezado por una fotografía que yo reconocía bien, pero mi cerebro parecía no estar de acuerdo en aceptarlo, había algo dentro que empezaba a negarlo y la sorpresa llegó justo en el momento en que mi nombre, apareció junto al de HeeChul cuando una segunda fotografía se hacía presente.

Mar estaba en los brazos de ambos, alguien nos había tomado esa foto y la habían vendido. El titular podía malinterpretarse, la foto no era en ese concepto, ella no estaba ju...

—Al parecer, esa es la táctica que muchas extranjeras suelen utilizar. Es por eso que nosotros no aceptamos gente de afuera y exigimos una explicación además de unas disculpas por este obsceno comportamiento.

Y ahí estaban... listos para destruir la carrera de alguien que ni siquiera había comenzado. 

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