13 • Richard Camacho

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La perdí; me pidió un tiempo pero era más que eso, quería alejarse de mí y no lo vi. ¿Hará ella lo que hacía cuando estaba conmigo? ¿Le tratará él como la princesa que yo veía en ella? ¿Verá en él lo que vio en mi?

Antes, yo era el dueño de sus besos, de sus abrazos, era el único que podía besarle, era el único que podía verla más tiempo del debido, el que podía andar de la mano de ella, yo era el dueño de su corazón y cuerpo a como lo era ella del mío. Era con quien pasaba horas en una habitación escuchando sus risas, esos comentarios bobos, era con quien lloraba, el único que sabía sus problemas, quien la consolaba y le decía que todo iba a estar bien. Era el único que podía demostrarle cuanto la amaba. Creí que la tenía, confiaba en ella. 

Ella contaba conmigo y yo la defraude. Creí que sería siempre mía, creía que nadie me la quitaría. Me descuidé y dejé de demostrarle cuanto la amaba y la amaré, la dejé de lado con la confianza de que me esperaría, que estaría siempre para mí. Y cuanto me equivoqué.

Mientras yo me iba de fiesta pensando que estaría esperándome en casa alguien más la alejaba de mí, alguien más la conquistaba mejor de lo que hice yo. Luego del pasar del reloj me pidió tiempo, según ella, para oxigenar nuestra relación, para tomarse un tiempo de nuestros errores; al principio fue gracioso cómo usó ese tiempo para reemplazarme cuando yo solo esperé con los brazos abiertos a que volviera, cosa que nunca sucedió. La esperé y la esperé pero jamás regreso, se quedó con el otro. ¿Habrá ella olvidado los planes que hicimos juntos?

Ese debería de ser yo, yo debería de tener sus manos entre las mías, yo debería de ser el dueño de sus carnosos labios, yo debería de darle flores, de darle regalos; yo debería de ser el único viendo a sus ojos por horas, hablando por horas, yo debería ser quien la sacara de casa y quien la regresara, quien sintiera sus labios besar mi mejilla al verme. Nunca debí dejarla ir, o al menos tuve que intentar recuperarle ¿Habrá creído ella qué ya no la amaba? ¿Qué no quería salir con ella? ¿Qué no apreciaba nuestros pequeños momentos?

Ahora, solo la veo darle besos a él, darle los abrazos que me solía dar a mí, reír como hacía ella conmigo y el llorar también. Verla en el trabajo y no poder saludarla, besarla, o siquiera hablarle; solo en conformidad con las cortas miradas de repugnancia que me brindaba. Verla feliz con otro a su lado, el no poder hacerla reír, no poder consolarla, no poder salir a comer o quedarnos en casa viendo películas juntos me carcomía. Quería y deseaba tenerla a mi lado.

Quisiera ser él, quisiera que cada palabra de amor que saliera de su boca fuera para mi, quisiera ser a quien todas su cartas se dirijan, estar en la dedicatoria de todas sus historias ¿Puedo ser él? ¿Me dejará ella ser quién ocupe el puesto de él de nuevo? Me hubiera gustado ser aún quien provocara ese brillo en sus ojos al mirarme, ese brillo de admiración y de amor que pasaba por su mirada cuando estábamos acurrucados en un sofá. Quien provocara ese leve color carmesí en sus mejillas y orejas cuando le diga algo bonito. Volver a tener el derecho de tenerla entre mis brazos por las noches, poder cargarla en mi espalda, poder hacerle cosquillas sin recibir ningún golpe por atrevido. 

Sé que él nunca la amara como yo lo hice, él no es ni será como yo aunque trate, él nunca será como yo. ¿Acaso él la hará sentir querida como lo hice yo en un inicio?. Ojalá y recuerde, no soy él, ella no tiene derecho a compararme con ningún hombre, porque ningún hombre la querrá como yo hice, ningún hombre le dará flores semanalmente, no la consentirá los días del mes en los que ella me necesite, sé bien que no me incumbe. Repito y seguiré repitiendo, no soy él, él nunca será como yo, que trate todo lo quiera, que le baje la luna si quiere, pero nunca podrá compararse con lo que yo hice y haría por ella. Yo llore por ella durante noches y noches, como para que ella me hiciera esto.

Pero hay algo que quiera más que claro:

Él no lleva mi nombre. Él no se llama Richard Camacho.

-_____ _________, ¿aceptas a Xavier como tu legítimo esposo, para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte o separe?

-Sí, acepto.

-Sí, acepto

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