Día 1

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Día 1: Escribir sobre lo que te ha sucedido en el día.

Cuando me preguntan si cómo fue mi día casi siempre contesto "bien". No quiero aburrirlos así que diré que hoy fue un día más, sin nada interesante que contar. Otro día más sin poder soltar la tecnología, invirtiendo mis horas en alguna serie o lectura. Siempre con la mente en otro lado, menos en mi realidad. Pero cuando despierto del ensueño es cuando me golpeo. Y hoy he tenido, lo que me gusta llamar, un golpe de realidad.

Cuando ocurre esto soy consciente de la soledad y la tristeza que tanto me esmero en ocultar. Porque pasan los años y me doy cuenta que nada ha cambiado, al parecer siempre se repetirá la misma pregunta que ronda por mi mente. Pensé que, en la secundaria, sólo sufriría lo que sentí -miedo, dolor, desolación- y al llegar la universidad todo sería color rosa. Pero no; llevo tres años ya en mi carrera y todo sigue igual. Aburrido. Repetitivo. Triste. Al final entiendo que me tengo a mí misma, que yo soy la única que no se fallará, que seré la única que celebrará sus victorias y se consolará en sus derrotas. Soy mi mejor amiga porque las personas me han demostrado en estos años que, actualmente, la amistad no es más que una simple palabra.

No suelo tener esa vida adolescente que describen en las historias que rondan por la plataforma naranja: no asisto a fiestas ni me emborracho y tengo la suerte de caer en manos de un chico malo porque el machismo está asesinando cada vez más a mujeres. No tengo el cuerpo de ensueño pero me lo niego hasta que alguien me dice lo contrario, porque si eso sucedería estaría más que orgullosa y no esperaría que alguien lo destacara. Simplemente centro mi vida a los libros y al estudio. Sí, nuestra naturaleza es rodearnos de seres humanos para compartir, crecer, aprender. Pero cada vez lo deseo menos. Cada vez me convenzco de que prefiero aislarme en una burbuja, prefiero encerrarme para siempre y no tener que interactuar con nadie porque cada vez entiendo menos a las personas.

¿Qué pasos debo seguir para tener un mejor amigo? ¿Cómo debería actuar? ¿Qué debería ser? ¿Debería aparentar ser superficial, callarme o debería seguir siendo como soy? No negaré que mi caracter, en el pasado, no era agradable pero reconozco que trabajé para ser más civilizada. Hoy en día tolero muchas cosas pero tengo mis límites. Y aún así sigue igual. Entonces ya no importa lo que haga o lo que no diga porque las personas no cambian.

Pensé que me sucedía a mí pero cuando me dispuse a compartir mis pensamientos con otros entendí que no soy la única. Sólo veo que estoy rodeada por personas que se mueven por intereses: siempre están analizando qué podrán obtener, qué podrán robar, qué podrán quitarte, planean una estrategia y muestran la mejor sonrisa para luego botarte y expresar con pequeñas acciones cuál es nuestra posición en sus vidas. Eres mi amiga pero no me interesa contarte que me iré de vacaciones con mi familia. Eres mi amiga con la que compartí desayunos y almuerzos pero luego te hablo cuando necesito y, si no, te contesto o directamente ni te contesto los whatsapp.

Quizá la última frase sea muy sosa y de una resentida pero es una manera de explicar lo que siento. Entonces analizo la situación de la siguiente manera: las personas son agentes externos y yo soy una esponja. Ellos sacan lo mejor de mí, me quitan cosas, dejo pedazos de mi vida en ellos y cuando ven que ya no les sirvo, me botan. Al igual que hacemos cuando la esponja no absorbe más. Termino sin absorber nada bueno porque el otro se ha encargado de quitármelo todo.

Ese el golpe de realidad que venía esquivando con falsas ilusiones, con mentiras, con sentimientos erróneos. Y cuando me golpea lo hace duro y cada vez me siento peor. Es muy injusto de mi parte incluir a todos en el mismo saco porque sé que existen personas buenas que aprendieron a dar sin esperar nada a cambio. Pero tengo la creencia de que estoy destinada a crecer sola. Hasta ahora cuento con mis padres, pero ¿qué sucederá el día en que no estén? Una ventaja mía es que aprendo a ser independiente pero también soy consciente de que no puedo vivir así porque, como mencioné más arriba, necesito de alguien más. La naturaleza del humano es depende de otra persona hasta para tareas sencillas. Ejemplo: un niño no puede aprender a hablar sin que haya un adulto que le enseñe.

A mi corta edad voy conociendo el mundo a paso lento, asumiendo mis errores, tratando de solucionarlos, aprender a ser una mejor persona y tolerar a los que me rodean. Pero a la vez entiendo menos de las personas y el arte de entablar amistades. No es lo mío porque, claro está, que no confío en nadie y por miedo. Es inútil pedirme que deje mi zona de confort para que socialice porque diré que prefiero quedarme en casa haciendo maratón de netflix que tener que hablar con otros seres humanos.

El problema no lo tengo yo sino que todos. No soy víctima porque en algún momento soy el victimario. Y los demás cumplen el mismo rol. No nos comprendemos y no lo intentamos y a diferencia de unos algunos buscan provecho mientras que otros buscamos compañía. Algunos aún creemos en la amistad y el amor de verdad.

30 Lágrimas de TintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora