🍼Epílogo🍼

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En el último tiempo, Kyo había aprendido muchas cosas.

Como, por ejemplo, que había distintos tipos de papis.
Por un lado estaba Ángel, quién era el amor de su vida y la luz de sus mañanas. Y Kyo amaba decirle daddy, y que la trataran como una delicada niña pequeña, y los lazos, las falditas y los chupetes.

Pero había otro tipo de papi.

Existían también los padres. 

Como ese que ella jamás tuvo el placer de conocer. Como lo era su querido Ángel ahora, para Bianca y Theo. Como lo era el marido Lilly, para el mismo Ángel.

A la pequeña Kyo le costó entender por qué una palabra podía tener tantos significados.

A veces, también le costaba no largarse a llorar y hacer una pataleta en el piso cuando alguien le decía que su relación con Ángel era enfermiza o asquerosa.

Pero Kyo no era tan pequeña.

Ella ahora estaba construyendo una familia, con sus propias manos. Lentamente y a su modo, estaba criando a dos niños. Y aunque muchas veces eligiera hacerse la tonta, podía ver y escuchar lo que la gente a su alrededor opinaba sobre ella.

Y cualquier otra persona podría haberse quebrado.

Pero aunque Kyo se viera como una muñeca, no era de porcelana.

Ella era una chica fuerte. Que con sus puños había despejado el camino, y con sus piernas había soportado las caídas, y con sus ojos lo había visto todo, aún a través de las lágrimas. Y ahora estaba en el único lugar en el que tenía que estar. En un nido de amor, con personas que la hacían feliz, aún cuando se sentía mal porque ya no era la única bebé en la vida de Ángel.

Pero, ¿saben qué? En el último tiempo, Kyo había aprendido muchas cosas.

Como, por ejemplo, que habían distintos tipos de bebés.

«Dos bebés»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora