Prólogo.

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Felix no era más que un chico que se había mudado a Corea a inicios del año.

Su coreano no era tan bueno, y su inglés no le era de la ayuda suficiente cuando se trataba de comunicarse. Puesto que, desconocía bastante el idioma original del país (que incluso estudio constantemente pero le parecía muy difícil), y las personas no tenían bastante fluidez en el suyo.

La mayoría del tiempo, se descubrió envidiando a aquellas personas que podían reírse fácilmente de chistes, o podían tener un amplio vocabulario.

Cuando alguien se le acercaba y le hablaba con tanta rapidez, terminaba perdido y pidiendo disculpas una tras otra mientras sentía sus mejillas arder.

Sus padres le habían dicho que no tenía que desesperarse, que el idioma se le iría metiendo en la mente conforme pasará el tiempo.

Él quería creerles.

De verdad que ansiaba poder hacerlo.

Ya era bastante cansado tener que aparentar ser un beta en su vida de día a día para terminar también perdiéndose entre el equilibrio de poder llevar una charla tranquila y fluida a una que solamente se basaba en simples y cortas respuestas.

"Estará bien" escucho decir a su padre.

¿Por qué él tenía que ser omega? Sí tan sólo hubiera heredado la genética de su padre; no tendría que temer por ser atacado en cualquier callejón ni tendría que preocupar a su madre cuando llega minutos tarde a casa.

Sí tan sólo fuera algo más que un simple omega, sí fuera de otra forma, seguramente; todavía estaría en su verdadero hogar, riendo con sus amigos y yendo al cine o cualquier parte sin sentirse acosado. Sin sentirse una basura por no haber sido lo que todo el mundo esperaba. Sin sentirse de la manera en la que lo hace con normalidad.

"Empezaremos de nuevo, nada saldrá mal aquí, serás el chico más afortunado del mundo" le prometieron mientras tomaban el avión hacía un lugar nuevo.

Él recuerda haberse despedido mentalmente de todo. Incluso de aquello que no quería dejar pero que se vio obligado a hacer, por su propio bien y el de su familia. Por todo lo que últimamente se le estaba cayendo y lo estaba aplastando constantemente.

También, de haber dejado parte de su corazón y mente ahí.

Nadie le había dicho que su vida tendría que comenzar a ser oscura y cansada.

Y aunque intentaba verle el lado positivo a cada cosa que le sucedía; no podía evitar acostarse en la noche y mirar fijamente el techo de su habitación mientras se preguntaba qué hubiera pasado si hubiera un desenlace diferente.

"Eres lindo" escuchó decir un día a un chico que le miraba fijamente y sin pizca de miedo.

Era bastante directo y no parecía jugar.

Pero la propia mente de Lee Felix había sido bloqueada.

Quedó desconcertado.

Era un día cualquiera, o al menos eso parecía para él. El clima siempre era helado y rara vez salía del salón de clases. Pero ahora estaba sentado en una de esas bancas que hay en el patio mientras leía un libro del idioma que tanto anhelaba poder aprender de una vez por todas.

"¿Disculpa...?" Preguntó, en voz baja, bastante extrañado. Con temor presente en su voz y una inseguridad impregnada en sus ojos.

Quizás él entendió mal. Quizá su pobre dominio y entendimiento lo habían hecho sacar una traducción errónea.

De sólo pensarlo, sentía sus mejillas volver a encenderse y los nervios instalarse en cada parte de su cuerpo.

"Pienso que eres lindo y tus mejillas hacen resaltar bastante tus pecas" Felix cerró el libro con fuerza y se levantó del asiento rápidamente, con cierta torpeza en sus movimientos y el miedo de que más personas los estuvieran viendo o escuchando.

¿Acaso sus pecas eran bastante llamativas?

Él había jurado que se había maquillado bastante bien esa mañana, (o al menos eso le dijo su madre cuando le pregunto sí estaba bien de así), por lo que nadie tendría que haber notado esos detalles.

¿Al menos que nunca se hubiera maquillado bien y siempre se le hubieran visto? Qué vergüenza.

"Lo siento" susurró, antes de comenzar a caminar y sentir la mirada ardiendo del chico contra él. Contra su propio cuerpo e incluso penetrar en su cuello de la manera más intensa en la que jamás imaginó que pasaría.

Se preguntó, durante unos instantes; sí era posible poder desaparecer o volver al tiempo. Porque sí fuera de esa forma, de cualquiera, amaría poder esconderse en algún lugar donde nadie pudiera apreciar como todo su rostro iba prendido y parecía no calmarse aunque lo deseaba constantemente.

Porque sentía que quería morirse ahí mismo.

¿Le dijeron lindo? ¿De verdad? ¿Lo había dicho como un halago o broma...?

Era la primera persona que le llamaba así desde hace tantos años.

Desde que presentó como omega; sus compañeros de clases y aquellos que decían ser sus amigos; sólo lo veían como un trozo de carne o un juguete sexual con quién querían pasar el rato o solamente 'probar que se siente estar con omega virgen'. Nunca nadie le había dicho algo como 'eres lindo', porque en parte sabía que no lo era (así que no esperaba ser atacado de esa manera tan directa y menos por alguien que jamás en toda su vida había visto pero que había logrado hacerlo sentir bobo y avergonzado).

Tampoco cosas como 'tus mejillas hacen remarcar tus pecas', (¿Acaso era posible? ¿No sería más 'tus pecas hacen remarcar tus mejillas?', porque, lo único que recordaba y oía eran palabras sucias). Sus padres nunca le decían cosas malas, al contrario, siempre eran demasiado buenos, demasiado comprensivos, demasiado amorosos, siempre eran demasiado...

Él no era lindo. Y sus pecas eran un asco. Era lo que más odiaba de él. (Sí tuviera una lista, ellas serían las primeras en aparecer, remarcadas con un color bastante fuertes y con mayúsculas).

Pero sí pudiera decir algo sin sonar bastante bobo, sería que con la mirada de aquel chico; no se sintió como una persona asquerosa; fue durante unos segundos que pensó que realmente era lindo y podía ganar miradas de aprecio. Fue en esos momentos donde se sintió como él y no como algo más. Y eso era tan raro para alguien como él.

Pero no fue más que suficiente para que se diera cuenta de que quizá no era visto de esa forma sucia porque no sabían que en realidad él era un omega y no un beta. Sí tan sólo supieran la verdad de su origen, seguramente dudarían de esas palabras y sólo comenzarían a verlo de forma rara o comenzarían a perseguirlo para entretenerse.

¿Seguiría siendo lindo aun cuándo tuviera esa etiqueta? ¿Lo sería? ¿Acaso podría? ¿Ese chico volvería a decirle lo mismo de saber la verdad? ¿Sería posible?

¿Le seguiría pareciendo de esa forma a aquel muchacho? ¿Acaso él era un alfa y lo sintió? Quizás. De sólo imaginarlo que sus supresores no funcionaban y poco a poco se darían cuenta de su verdadero género; quería tirarse a llorar.

Nadie lo querría. Lo sabía. Sería odiado. Y sus padres volverían a sentirse estresados y dolidos, y sus rostros dejarían de sonreír o el hogar entraría en un estado incómodo y bastante sobreprotector con él.

No sólo por ser un omega, sino porque nadie querría a un chico como él. (A veces incluso dudaba qué tanto lo amaban sus padres por haberlos decepcionado con su género).

Sucio.

Retorcido.

Nunca nadie lo iba a querer sí seguía siendo así y sí sabían la verdad.

Chocolate freckles [Changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora