Esta es la segunda parte de la historia.
Louis Tomlinson, es un temilble alfa pura sangre multimillonario y muy poderoso. A lo largo de su vida se ha ganado muchos enemigos y también a levantado muchas envidias. Un día todo cambia y de un momento a...
...—¿Seguro qué estás bien papi?, no volverá a pasarte lo de ayer en la casa de Louis ¿verdad?—Preguntó Darcy preocupada según estaban llegando a su destino.
—No cariño, hoy ya me he tomado un supresor, lo peor pasó...no te preocupes.
La niña entonces siguió corriendo feliz delante suya, mientras a cada rato se paraba a elegir una flor, ya que por el camino había pensado que un ramo para Louis, sería otro bonito regalo por ayudarles y que seguro le gustaría.
Según fueron acercándose, Harry sonreía mirando el paisaje pero de pronto llegó hasta él un olor peculiar aunque débil, era un aroma cercano, familiar y muy agradable, Darcy echó a correr hacia la granja saliendo del campo de visión de su padre.
Tras unos minutos en los que el omega había seguido caminando y disfrutando del paseo, éste se detuvo en seco, dejando de sonreír pues de repente vio venir hacia él a su hija, de la mano del alfa ojiazul.
—¿¡LOUIS!?, ¿pe-pero qué ha-haces tú a-aquí?—preguntó confuso el omega mirándolo atónito, sin poder creérselo.
—Hola Harry, ¿Qué tal estás?—habló el alfa levantando la mano libre a modo de saludo.
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—Louis....¿T-Tú compraste ésta granja?—preguntó el omega incrédulo—.....¿Pe-Pero ¿c-cuándo?...¿p-por qué?.
El alfa sonrió.
—Bueno, la verdad es que es una larga historia que algún día te contaré....Me alegro de verte...tienes una hija increíble—dijo finalmente el alfa mirándolo fijamente.
—Mira—interrumpió la pequeña—... también te he hecho esto.
Tras coger el regalo del bolsillo trasero del pantalón de Harry, esta se lo mostró al alfa.
—¡Oh vaya!, ¿es para mi? pero si es precioso—dijo el ojiazul entusiasmado por el caballo que Darcy le había dibujado—...¿sabes que yo tengo uno también?, aunque todavía es pequeño como tú.
La niña muy emocionada, abrió mucho sus preciosos ojos verdes y empezó a dar saltos mirando a su padre.
—¿Puedo verlo papi?... por favor ¿puedo?... ¿puedo?.
Louis rió y Harry entonces también lo hizo.
—Claro, venid... Seguro que estará encantado de conoceros—dijo el alfa cogiendo la mano de Darcy se nuevo y mirando al omega para que los siguiese.
Detrás de la casa y de los establos, Louis tenía un cercado donde estaban algunos de sus animales sueltos, la pequeña entonces se soltó de su mano y corrió riendo en cuanto vio al potro tumbado en la hierba.
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