I | Navidad para los Weasley-Potter

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| CAPÍTULO I |
Navidad para los Weasley-Potter

24 de Diciembre de 2022

— ¿Seguro que no quieres venir? —le preguntó una última vez Lily, con sus grandes ojos verdes brillando con esperanza.

— Ya te he dicho que no iré —respondió su hermano Albus, con la vista fija en sus pulcros zapatos negros.

La pequeña pelirroja suspiró, exasperada.

— ¡Estoy cansada de vuestras peleas! —exclamó cruzándose de brazos—. Está bien que quieras perder de vista a James, pero no metas al resto de la familia en esto.

Albus se tensó. Si su hermana pequeña lo notó, no se lo hizo saber.

— Es a esos payasos a los que no quiero ver —explicó, refiriéndose a sus primos—. No soportaré de nuevo sus burlas e insultos. Además —añadió—, seguro que se alegran de que yo no esté allí.

— ¡Pero es navidad, Al! —insistió Lily— La abuela tenía muchas ganas de verte.

— Entonces, espero que le des recuerdos de mi parte —comentó, hiriente, zanjando su conversación.

Se dio la vuelta y se marchó hacía la sala común de Slytherin, su casa desde que había llegado a Hogwarts cinco años atrás, ubicada en las mazmorras.

* * *

El viaje de vuelta a casa se hizo eterno para Lily.

Sus amigas hablaban del cumpleaños de la pelirroja, el día de navidad, y de la fiesta que podrían hacer, pero la cabeza de la pelirroja seguía dándole vueltas al mismo asunto: Albus Severus Potter.

Y es que aunque Lily siempre había estado intentándolo nunca había entendido a su hermano.

Mientras tanto, en otro vagón cercano, James Sirius Potter bromeaba y reía junto a sus amigos.

— ¡La cara que puso! —recordó, imitando una mueca asustada que hizo reír a sus compañeros.

— ¡Fue tan divertido! —comentó su primo Fred II Weasley, quien también era su mejor amigo.

— ¡Si! —coincidió Hugo Weasley, quien a pesar de ser menor que ellos, solía ser la mente maestra de la mayoría de sus travesuras.

— Creo que os pasasteis —opinó Lorcan Scamander.

Los otros tres jóvenes se giraron para mirarle, totalmente incrédulos.

— Albus no se lo merecía —continuó, rascándose el brazo—. Fuisteis un poco crueles con la broma.

— ¡Qué dices! —protestó James— ¡Se lo merecía!

— ¿Por qué? —inquirió Lorcan, alzando una ceja.

— ¡Por ser Slytherin, por supuesto! Mi hermano pequeño es un bicho raro, ya lo sabéis. Además, es un traidor. Siempre va acompañado de mortifagos. Por supuesto, ¡debía hacerse amigo de ese estúpido de Malfoy!

Lorcan iba a replicar, pero decidió que era mejor callarse. James parecía muy enfadado al hablar así de su hermano menor.

Y el chico sabía bien que era imposible discutir cuando se ponía así.

Así que se limitó a suspirar y a observar la nieve que caía, al otro lado del cristal del vagón.

Albus S. Potter y el fin de la magiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora