New York

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Me encuentro caminando por la vereda de la avenida, las luces de la noche alumbran mis pasos. Toda la cuidad de Nueva York está despierta, los autos circulan en todas direcciones, mis ojos van y vienen para todos lados en busca de mi próxima presa.
Camino distraída mirando las vidrieras, viendo algunos conjuntos de lencería lencería súper explosiva, justo lo que me gusta, para hacer delirar a mis acompañantes ocasionales. Detengo mis ojos en un conjunto negro de tul con encaje de rosas rojas, una belleza. La parte superior es perfecta, muy delicada, la parte inferior no deja nada a la imaginación, un cola less con sólo unos hilos en los costados. Termino de mirar detalladamente, creo que mañana pasaré a comprarlo. Tiene que ser mío.
Sigo caminando unas cuadras más y llego a un bar, el ambiente es tranquilo, echo un vistazo a la gente del interior del local. Hombres ya borrachos, de aspecto lastimero. Voy a la barra, el barman parece interesante. Me acerco a él, pido un trago. Ufff, ese hombre con suerte consigue sexo por lastima. Tomo mi trago y salgo huyendo.
Hago un par de cuadras más y doblo en una esquina. Se divisa un boliche bailable. Pago la entrada y paso. Miro todo a mi alrededor. Hay varias posibilidades. Ninguno muy especial.
Voy a la pista y empiezo a mover mis caderas al son de la música. De repente unas manos se posan en mis caderas y comienzan a subir por mis costados hasta detenerse en mis pechos masajeandolos y una más que respetable erección se aprieta en mis caderas.
-Mmmm... Qué hace una belleza como tú tan sola esta noche- ronronea una voz ronca y extremadamente sexy en mi oído.
-Supongo que buscando algo de diversión, el cuerpo lo pide- digo dándome la vuelta para mirarlo. Verdaderamente lindo. Ojos verde esmeralda, piel pálida, cabello negro, alto y lo más importante bastante bien dotado.
Me mira y me hace una seña.
-Vamos a un lugar más privado, mmmm, qué te parece los reservados de arriba?- pregunta muy seguro de sí mismo.
-Lo que digas muñeco- respondo mientras le guiño el ojo.
Subimos las escaleras y pasamos a un privado, cierra la puerta con llave, se da vuelta y ataca mis labios. Como si tuviera sed de ellos. Me besa reclamando mi boca, cuando se nos termina el aire baja por mi cuello lamiendo hasta llegar al escote de mi corsé. Con mucha agilidad lo desata y libera mis pechos, los succiona como un bebé. Con las manos empieza a sacarme el pantalón de cuero. Yo también voy desnudándolo hasta que quedamos completamente sin ropa. Se acuesta en la cama y hace que me suba sobre él para darnos placer oral mutuamente. Cuando llego al clímax se detiene.
-Creo que ya es hora de probarte bien hasta que quedes satisfecha preciosa- saca un preservativo del dispensador que está al lado de la cama y se lo pone mientras yo no me pierdo de ninguno de sus movimientos.
-Vamos de qué estás hecho lindo- le digo mientras él se pone encima mío y acomoda mis piernas en sus hombros.
Me penetra de forma violenta y muy deliciosa y empieza a moverse con mucha energía. Mientras acaricia y amasa mis glúteos. Me hace ponerme a cuatro patas y me penetra desde atrás de forma muy ruda mientras me azota las nalgas y no puedo hacer otra cosa más que gemir de puro placer. Cuando llega al clímax se derrumba sobre mi cuerpo y caemos al suave colchón. Sale de adentro mío y se acomoda a mi lado. Minutos más tarde está completamente dormido. Me visto rápido, giro la llave, tomo la perilla y abro la puerta para dejar a mi sexo rudo durmiendo como bebé.
Bajo las escaleras y vuelvo a la pista de baile. Sacudo mi esqueleto un rato más hasta que no aguanto más y voy a la barra, pido un whisky cargado, el barman me mira raro. Mira a su alrededor, asegurándose de que nadie lo ve, saca una pequeña pastilla y la pone en mi vaso. Pago, la tomo mientras miro distraída el lugar y mis ojos chocan con una mirada negra que me vuelve loca al instante. Termino mi bebida y camino hacia el dueño de esos ojos negros.
Por Dios!!! Debe medir como dos metros... Como todo su cuerpo esté proporcionado, tendré una muy buena noche. No es que el ojitos verdes de antes no haya sido bueno pero, no llegó a saciarme.
Me acerco con pasos felinos, como león que va a atacar a su presa.
-Bonitos ojos negros- le digo mientras pestañeo de forma coqueta.
- Bonito cuerpo para divertirme te cargas nena- me dice con exitación en la voz, apuesto a que incluso bastante intimidado.
-Bueno, bueno. Parece que sabes lo que quieres...-dejo la frase sin terminar.
-Anthony es mi nombre y cómo se llama una belleza como tú?- pregunta como para tantear el terreno.
-Me llamo... Bueno la verdad no importa como me llamo si no lo que te quiero hacer- le digo y veo como abre los ojos sorprendido.
-Y que es lo que me quieres hacer?- me pregunta divertido.
-Te quiero comer entero. Demuéstame lo que tienes para entretenerme- le digo muy segura de lo que quiero.
-Ok, si así quieres jugar... Te invito a conocer mi lugar favorito para jugar-
-Acepto- le digo bastante entusiasmada.
Salimos del local, me lleva hasta su auto y maneja hasta un motel. Maravilloso, tiene todo lo que pueda alguna vez haber imaginado. Arneses, esposas, antifaces. Es perfecto.
-Te molesta si uso esto mientras nos entretenemos?- pregunta mientras me muestra una pequeña filmadora.
-Para nada amor- le contesto muy segura.
-Preparate para jugar de verdad- me dice mientras agarra las esposas.
Nos desvestimos y me esposa al cabecero de la cama. Su lengua juega en mi entrepierna, se siente delicioso. Sube y baja por toda mi intimidad hasta que estalló en un perfecto orgasmo. Rebusca en su pantalón y saca tres preservativos. Se pone uno y vaya sorpresa, este sí que es enorme.
-Preparate dulzura, vas a gritar mi nombre varias veces esta noche- lo miro con los ojos como platos.
Me penetra de forma lenta y constante, torturándome, mientras lame mis pechos y los masajes con sus dedos. Llegamos al clímax juntos. Me desata y masajea mis muñecas. Me sirve una copa de champán que había en una hielera al lado de la cama. Tomamos mientras me cuenta cosas que le gusta hacer en la cama. De pronto me hace una pregunta un tanto estúpida.
- Has hecho sexo oral o anal?- Yo lo miro como si le hubiesen salido dos cabezas... Claro, no me conoce. Me golpeó mentalmente.
-Claro que sí. En la cama todo vale.- Le contesto con una sonrisa.
-Pues entonces prepárate para lo que sigue- Me dice en tono pícaro.
Me hace ponerme boca abajo mientras me masajea con una crema con feromonas. Estoy que no doy más de placer. De repente sus manos dejan mi espalda y agarran un pote de lubricante, empieza a dilatar mi ano.
-Por Dios preciosa, que buena dilatación tienes.- Me dice mientras ya tiene toda su mano dentro de mi esfínter. Me masturba durante un rato, se pone un segundo preservativo y luego comienza a meter su nada pequeño pene y estoy en la gloria. Me penetra de forma enérgica y profunda. Creo que voy a explotar ya no me puedo contener. Y explotó en un orgasmo estupendo, él sigue entrando y saliendo de mí mientras masajea mi clítoris y me penetra con un par de dedos.
-Vamos amor, llega otra vez para mí.- dice mientras sigue entrando y saliendo. Unos minutos más y llegamos los dos juntos.
Sale de mí y me lleva al baño.
Nos damos una ducha, cierra la llave y cuando menos me doy cuenta ya tiene el tercer preservativo puesto.
-Una despedida rápida en la ducha, hermosa- dice mientras me levanta y me apoya en la pared. Entiendo las piernas en su cuerpo y me penetra de forma rápida, el cuerpo comienza a dolerme, pero no le hago caso. Cinco minutos, o tal vez fueron quince, más y estallamos casi a la par.
-Gracias por la maravillosa noche que me diste- le digo poniéndome la ropa.
Estoy por salir de la habitación para ir a mi hotel, que por cierto está a un par de cuadras de aquí, cuando sus manos me detienen.
-Después de semejante noche no crees que por lo menos merezco que me des tu número para poder repetir lo de hoy?- me pregunta bastante arrogantevel muy chulo. Lo freno en seco.
-Mira guapo, soy espíritu libre, hoy estoy aquí, pero en un par de horas me voy a otra ciudad- Me mira incrédulo, pero al ver la seriedad en mi rostro se da por vencido.
-Supongo que cuando menos te lo esperes te voy a tener bajo mi cuerpo- Arrogante, pensé.
-Bueno, si tú lo dices... Ya me voy. Mi casa está cerca, puedo volver a pie- le digo y salgo hacia la calle.
Camino un par de cuadras y veo el letrero del hotel donde me estoy alojando. Entro, subo al ascensor, marco el número del piso y se cierran las puertas. Miro la hora, ya casi son las seis de la madrugada. Me preparo los papeles del avión y me voy a dormir.
Me levanto pasadas las tres de la tarde, siento mi cuerpo como gelatina. Me doy un baño, miro el reloj de la habitación, casi las cuatro. Preparo mis valijas y llamo al taxi que me llevará al aeropuerto. Mañana me esperan bares y hombres diferentes en Madrid.

Una ninfómana recorriendo el mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora