Argentina

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Mis pasos me llevaron a Argentina, quería saber de esas tierras. Tenía la certeza de que encontraría una noche épica como a mí me gustan.
Subí al avión y me relajé. Enseguida vi a un joven que estaba solo, ideal para un rapidito en el pequeño baño del avión.
- Disculpa guapo, viajas sólo?- pregunté descaradamente.
- Si preciosa, voy a mi país a visitar a la familia.- Dijo un tanto confuso.
- Te apetece algo de acción en el baño? Estoy un poco estresada y quiero liberarme.-
Me miró raro y enseguida entendió la propuesta, creo que también necesitaba liberar tensión.
Nos metemos en el baño, bastante estrecho y enseguida me tomó como sólo un macho puede hacer, profundo ahí nomás parados en el pequeño espacio.
Antes de terminar sacó su miembro de mí interior y me di el festín con sus jugos. Cuando terminó en mí boca le agradecí el favor.
- Me pasas tú número muñeca? Podríamos repetir la hazaña.-
- Lo siento, sólo quiero sexo casual.- Quedó un poco irritado pero me fui a mi butaca a continuar el viaje.
A las pocas horas aterrizamos en Buenos Aires y busqué un hotel. Tenía que tomarme un tiempo en algún lugar y despejarme un poco.
Entré a mí habitación y acomodé las cosas, luego me metí en la cama y quedé dormida hasta el otro día.
En la mañana fui a desayunar y paseé buscando algún bar o pub para la noche, nada me gustaba demasiado. Así que trataría más en la noche de ver qué ambiente había en cada lugar.
Volví al hotel y me metí en la bañera consales relajantes, eso me daría un poco de suavidad a la piel para prepararla para la noche.
Cuando el reloj dió las doce, la noche llegó a mi encuentro y me invitó a caminar por las calles buscando nuevos derroteros. De repente me encontré delante de un antro nudista, nunca había estado ahí.
Saqué el dinero y pagué la entrada. Me encontré con un panorama prometedor... Hombres y mujeres se sacaban la ropa y disfrutaban de los placeres carnales delante de mis ojos, eso me puso a mil.
En un rincón, un hombre alto, musculoso, de ojos claros me miraba. Debido a la luz negra del local no podía distinguir el color, pero se veía bello. Me acerqué con un caminar felino y decidido a entablar conversación, estaba de traje y se llevaba el vaso de whisky a sus labios de una manera sensual y con una mirada traviesa.
-Buenas noches, guapo- le dije sin quitar mis ojos de su cuerpo.
-Buenas noches... Qué hace una chica tan sensual en un lugar como este?- preguntó paseando la mirada por mi cuerpo.
Lo ognoré por un momento para pedirle un tequila al barman. El cual me comió con los ojos. Me dirigí al sujeto otra vez, mirándolo a los ojos, que pude descubrir que eran azules como el mar. Combinaban a la perfección con su cabello negro azabache.
-Vine a buscar algo de diversión, parece que vine al lugar correcto.- Dije revolviendo en mi bolso buscando el dinero para pagar mi trago.
-Ese corre por mi cuenta, belleza.- Dijo él entregándole el billete al barman. -Ahora... Quieres ir a un vip a charlar un rato y ver qué sale de eso?- Dijo en un tono sugerente y con la voz ronca por la excitación.
Eso me prendió más que el fuego del infierno. OMG iba a arder en ese momento sólo escuchándolo hablar.
-Vamos- Lo tomé de la mano y me guió a unos reservados con sillones y una cama. -Parece que el local está bien equipado... El dueño piensa en todo!- Comenté paseando mi mirada distraída por la habitación.
-Por supuesto mi reina, pienso en todo para mayor diversión y placer de mis clientes- Abrí los ojos enormes ante esas palabras... El guapo caballero alto era ni más ni menos que el dueño del local de la perversión donde prometía pasar la mejor noche de mi estadía.
Se lanzó sobre mí decidido y me besó apasionadamente haciéndome perder al razón, hasta que el maldito aire hizo falta. Repartiendo besos húmedos por mi cuello fue sacándome la ropa igual que yo hacía con él. Pronto su perfecto traje de diseñador y todo lo que yo traía puesto quedó desparramado por el perfecto piso de finos diseños.
Subió hasta mi boca y siguió besándome, recorrió hasta mi oreja donde dejó un beso y luego mordió excitado. Deshizo el camino hasta volver a mi boca y aún besándome fue dejando que mi cuerpo cayera delicadamente sobre la cama de suave colchón. Masajeó mis pechos, mis muslos y mis glúteos, luego besó cada parte de mi cuerpo.
Tomó un preservativo de la mesa de noche y mientras me daba sexo oral que me estaba dejando sin sentido se lo colocó con gran maestría.
Subió con besos húmedos hasta mis labios  y fue entrando suavemente hasta lo más profundo de mi cuerpo, arrancandonos un gemido de placer a ambos. Cuando estuvo completamente dentro mío maldije en un susurro, era muy grande, al punto de casi causarme dolor. Pocas veces me pasaba eso.
Comenzó a moverse lentamente pero tuvo que parar, salió de adentro mío, recibiendo un sonido de protesta. Con la sonrisa torcida el muy bastardo se rió irónico mientras rebuscaba en el cajón. Sacó un pomo de lubricante neutro y se puso un poco sobre el condón, luego se puso sobre sus dedos y los metió gentilmente en mi sexo.
Me besó el cuello y volvió a entrar en mí. Comenzó a moverse ahora fácilmente hasta que la habitación se saturó de gemidos, maldiciones por lo jodidamente bien que se sentía y por a sexo. Fuimos cambiando de posiciones durante casi una hora y cuando estaba a punto de terminar se sacó el condón para que le diera atenciones orales a su sexo.
Me lo llevé a la boca sin pensarlo e hice mis mejores movimientos hasta que unos instantes después me pidió que me corriera para que terminara. No le hice caso, seguí en mi labor hasta que terminó en mi boca...
Con una sonrisa traviesa, lo miré a los ojos y tragué ese delicioso bálsamo del placer.
-No me pidas que desperdicie lo que tanto trabajo me costó obtener de tu cuerpo, guapo.- Le guiñé el ojo dejándolo sorprendido.
-Nunca una bomba sexual como vos había hecho eso por mí con tal maestría y con tanto placer.- Comentó mientras iba a la ducha privada que estaba en la habitación.
Lo seguí y me metí con él para una segunda ronda en el agua.
Cuarenta y cinco minutos después, muchos litros de agua desperdiciada y muchos gemidos después, salimos limpios hacia el otro lado del local a seguir bebiendo y hablando de nuestras cosas.
-Me gustaría que te quedarás un tiempo más, siento que podríamos hacer grandes cosas juntos, no lo crees así?- Me dejó descolocada con esa frase.
-No lo sé... No estoy habituada a establecerme, me gusta viajar- Comenté llevándome el tequila a la boca.
-Sé que sólo nos vimos hoy, pero me gustas mucho, quisiera que me despierto la oportunidad de conocerte a fondo, que nos des la oportunidad de ser algo más que una noche de buen sexo.-
-No sé qué decir, sinceramente no prometo nada, me gusta la libertad.- Traté de hacerlo desistir.
-Piénsalo... Podríamos hacer grandes cosas juntos, viajar por el mundo. Tengo varios locales como este que me dejan lo suficiente para que sigas manteniendo tu estilo de vida, sólo que serías de mi exclusividad- Me miró presumido. ¿Éste qué se cree? Pensé mientras lo miraba interrogante.
- Sos muy bella, sensual, sexual y explosiva. Justo lo que estoy buscando para pasar el resto de mi vida.- Huy... Ahora sí que se le volaron todos los patos del estanque, pensé. ¿Yo casada o en pareja formal? Eso era un pensamiento de locos en verdad. Todos me conocían y conocían mi estilo de vida, no era lo que yo quería. Quería ser la eterna soltera que busca fiestas, diversión y sexo de una noche... Cómo mucho repetir una o dos veces si resultaba bueno.
-Mira, guapo, no te voy a dar expectativas de nada...- Divisé una servilleta, busqué mi infaltable bolígrafo negro y garabateé mi nombre y número, se lo di- No pienses que con eso me tienes atada, sólo te lo doy porque me caes bien.-
Sacó una tarjeta de la cajita que llevaba en el bolsillo interno del saco de su traje y me la entregó.- Aquí está mi número para que me llames... Si no, estoy siempre que abre el local,en ese lugar donde me viste hoy-
Miré el reloj... La noche se me había escurrido como agua entre los dedos. Daban las seis. -Me tengo que ir, supongo que te llamaré o nos veremos por ahí- Divagué mientras me acomodaba la cartera y me iba del local.
Una noche memorable hasta que lo arruinó con sus expectativas de ser algo más que sexo casual. Hombres! Iba muy bien hasta que se le ocurrió eso. Bueno, lo dejaría ahí y no lo llamaría, tal vez con su ocupación se olvidaría de mí sumado a que en unos días me iría a otro lugar...
El resto de mi estadía traté de buscar nuevos lugares pero ninguno llamaba mi atención. Una tarde mientras salía del baño del hotel con ropa cómoda ví mis zapatillas deportivas y sentí que me llamaban, al día siguiente me iría a buscar nuevos horizontes así que tenía que hacer algo para cansarme y poder dormir temprano.
Rebusqué en mi valija hasta que encontré mi MP3, me puse las zapatillas, los audífonos y puse play a mi lista de reproducción. Ajusté el volumen al máximo y bajé por el ascensor. Caminé por el Hall hasta la calle y salí corriendo hacia un parque que había visto hace unos días atrás.
Estaba llegando a la esquina cuando choqué con algo grande y duro. Levanté la vista y ese algo era alguien... Mejor dicho, el grandote de ojos azules.
-Parece que querés llevarme con vos muñeca- Arrogante y todo!
Lo ignoré. -Salí a correr un rato y de todas las personas de esta ciudad justo me tenía que chocar con vos- Estaba furiosa. Justo él... Qué desgracia la mía, después de haber podido ignorar olímpicamente todas sus llamadas y mensajes.
-Pareces molesta muñequita, el destino nos quiere juntos, acéptalo. No me puedes ignorar toda la vida.- Estaba más allá de la molestia- Vamos... Quita esa cara y vamos a tomar algo al bar.-
Lo seguí a regañadientes. Fuimos al dichoso bar y tomamos un café. Charlamos hasta que una cosa llevó a la otra y terminamos en la cama... Otra vez!
Hablamos después del sexo y me fui a mi hotel. Este hombre me estaba confundiendo, ya no sabía qué hacer. Tenía atractivo, dulzura, era lo que siempre había querido, pero también siempre quise una vida sin ataduras. De repente estaba poniendo todo en la balanza y la encontraba en equilibrio. Ya no sabía qué hacer.
Una noche de sueño relajante me ayudaría a pensar... O eso creía.

Una ninfómana recorriendo el mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora