-Nuevos sentimientos (Parte 1)

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Podría jurar que nunca había sentido tanta felicidad en mi vida. Pero estaría exagerando, como acostumbraba a hacer.
Es irónico, ya que además de exagerado, era increíblemente histérico, y solía enojarme con quien me llamaba así.

Bueno. Volviendo al tema, ese día, aún sin saberlo, iba a experimentar una inimaginable felicidad, que no había llegado a sentir desde hace mucho tiempo. Algo que por más que lo recuerde... Me sigue pareciendo como salido de una película.

Sonó la alarma, hoy iba más tarde al colegio, ya que teníamos una excursión de mi curso, y el menor, a un planetario, supuestamente para fomentar la convivencia y todo ese discurso.
El cual estaba bastante lejos, lo cual significaba...
Un largo viaje.
Y realmente no había nada que amase más, que pasar el tiempo con mis amigos. y uno de estos podría ser una oportunidad para hacerlo.
A eso sumémosle, que realmente amo las estrellas y los planetas. Tengo mi habitación prácticamente forrada con póster's de esa índole.

Sonriente, y algo adormilado, me levanté, me vestí, y saludé a mi padre y a mi hermana; para luego salir a la calle.

Camino a la parada del bus, me encontré con nadie más y nadie menos que Alexander.
No hice nada más que saludarlo. De todos modos iría a la excursión con él.

Al llegar al colegio, -ya que teníamos que esperar a los profesores que nos llevarían hacia los micros- me senté en el mismo pupitre que Laff, sólo para verlo algo... Disperso.

-Gilbert... ¿Estás bien?

-Eh? Oui, oui. Dijo, finalmente, despertando de su trance.

-Bien tal vez, pero te conozco lo suficiente como para saber que algo, por más pequeño que sea, está perturbándote. Y realmente me gustaría saber que es.

-Está bien, tienes razón. Es sólo que... Últimamente estoy pensando muchísimo en, uh, amor. Ya sabes, esas típicas rebeliones de hormonas características de la adolescencia.

Él ya me había contado algo de esto, y es que
hace un par de semanas, él había comenzado a salir con Adrienne, una chica de nuestro curso que no habla muy seguido con nosotros.

Pero sí había algo de lo que no tenía idea, era la identidad de la persona que estaba detrás de esa "rebelión de hormonas", la persona que hacía que Laff se quede viendo tras la ventana; suspirando, y dibujando caritas sonrientes con el dedo en el vidrio empañado.

Escuchar su nombre salir de su boca, realmente... Me sorprendió. Sea por la razón que sea, aunque más seguramente, porque esperaba escuchar un nombre femenino.

Sin duda, quien lo hacia dudar de su amor por Adrienne, era Hercules Mulligan.

Él lo dijo tan avergonzado... incluso llegó a pedirme que no deje ser su amigo porque acaba de -practicamente- salir del closet.

Podía ver como casi invisibles lágrimas salían de sus ojos. Lo único que atiné a hacer, fue limpiárselas, abrazarlo fuerte, y decirle lo mejor que podía en ese momento;

-Escucha, Laff. Yo soy tu amigo. Y como tal, tengo que apoyarte en toda decisión que tomes. Así que, por favor, nunca más dudes de eso.
Primero que nada, en esto del amor hay una sola regla. Escucha a tu corazón. Haz lo que creas que te hará más feliz... No dejes que otras personas y sus ideales elijan a quién debes amar. El amor no hace distinción entre santos y pecadores, hombres o mujeres, negros o blancos. El amor sólo sucede. Y surge generalmente de la nada. Su belleza y auténtica pureza, es algo simplemente... Magnífico. Date el placer de conocerlo a fondo.-
Le dije, sin corcobear; mientras lo miraba a los ojos, sosteniendo sus hombros, de manera algo brusca.

¿Es normal? [Lams Modern AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora