ALAS DE MARIPOSA

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Apenas se dio cuenta, pero ya había empezado a cambiar. Dana experimentaba una nueva etapa en su vida de la que apenas se percataba. Su cuerpo cambiaba y su mente se intensificaba, para ella no había límites.

Era el mundo como un manto infinito de increíbles aventuras por el cual ella podía echarse a volar. La gente a su alrededor hacía algun ruido, pero Dana no sabía que decían... y tampoco le importaba.

Los días trasncurrían uno tras otro, como veloces ráfagas de viento que no tienen hora ni momento. Su vida parecía un caleidoscopio, ella tenía las piezas dentro, pero el movimiento de su historia al compás de la vida era lo que moldeaba su resultado, y lo mejor, ella disfrutaba de ello.

No había comparación, pues estaba plenamente convencida de que toda la música de la vida se concentraba a su alrededor y lograba mantenerla con una mueca de felicidad muy reservada. En realidad ya no sabía si los días eran días o las noches eran noches, porque en un día cualquiera Dana podía encontrarse tan lejos del sitio donde se hallaba físicamente, alcanzando estrellas bañadas con luz de luna del otro lado del mundo,  tocándolas con las puntas de sus dedos, mientras otras veces se encontraba volando a través de las alas de los pájaros nocturnos, viendo desde lo alto como las ánimas peregrinas que transitan por doquier andaban buscando oídos que las puedieran escuchar.

Una mañana, su corazón se reveló ante ella. Una voz proveniente de su interior y que ella desconocía, se transportaba como el retumbo de un fuerte y  apagado sonido de tambor que hacía que vibraba todo su cuerpo y que conforme el paso de su recorrido iba atenuándose, distribuyéndose por su cuerpo y convirtiéndose en destellos de afinados pero intelegibles sonidos, y un suave susurro dejaba escapar un secreto que parecía desencadenarse a prisa y partir por fin desde la profundidad de su ser.

Entonces no comprendía lo que sucedía, ella se quedaba enmudecida y sus manos frías palidecían ante la imposibilidad de entender qué era aquello que le hablaba sin hablar, y se manifestaba sin que ella lo ordenase.

Pero éste era un hecho extraño, complejo, poco predecible! y es que tenía que ver con el amor y esas cosas que para Dana hasta aquel momento, ni siquiera pasaban por su mente, el hecho es que deseó ser por un momento como las demás personas, ella quería saber qué era sentirse segura, aunque para entonces no sabía interpretar a ciencia cierta el extraño acontecimiento en su interior.

Las palabras no eran su fuerte y para colmo empezaron a hacérsele un fuerte nudo, no podían salir de su garganta! Pero cómo, jamás había sentido algo tan abrumador, una sensación de plomo que la anclaba de frente a aquel extraño, dejándola imposibilitada de tan siquiera poder moverse, sentía que de a poco perdía el control de su tranquilidad, y así fué! un sudor frío recorrió su cuerpo y esa fue la primera vez que Dana se sintió atraída hacia álguien; aquello se sentía como ir en una balsa sin remos, y ella adentro, pobre Dana! sin ningún control y a merced de  la corriente salvaje que inexplicablemente se adueñaba de ella, sin ningún remedio que aliviara el descontrol.

En vano intentó comprender tal sentimiento, quería darle forma y controlarlo, pero ese proceso no se lleva a cabo de un momento a otro, así que vivió paso a paso la travesiá de aquella inmensidad sin dirección que permite a las ilusiones llenar de fantasía la cabeza y el corazón, propiciándole aquella metamorfosis de su propio ser y cuando hubo recorrido todo aquel camino, salió y desplegó sus alas, voló a lo desconocido y se entregó a una nueva experiencia...

Enamorada y sin explicación, Dana atravesó aquel campo lleno de lirios aliviados por la brisa renovadora de la madrugada. Sus manos se enfriaban y el estómago se le hacía un nudo, y de pronto vió unos ojos, clavados en los suyos, sin mediar palabra alguna se dijeron tantas cosas pero a la vez ninguna...

-Por todos los cielos Dana! qué te sucede ahora? -se repicaba la muchacha, y continuó su paso, tratando de ignorar el instante en que entre esos cabellos sueltos y oscuros, la observaron los ojos más lindos que jamás antes hubiera visto. Su capacidad era tal, que grabó el momento, la mirada y el perfume de aquel cabello, en un instante inolvidable... Que sensación tan hermosa... algo no para de dar vueltas en su interior.

Fue un viernes, y jamás lo olvidaría. Esa noche misma, ella decidió que quizá podría probar a vivir un poco más a conciencia de su realidad, desplegó unas alas que no imaginó que tenía y a partir de aquel instante regresaba a ratos al mundo real, inspirándose en lo que veía, imaginaba y recientemente sentía.

Voló entre el jardín de lo mundano y lo desconocido una bella mariposa, libre como el viento, frágil como la vida mísma e impresionantemente bella como el amor. Alas revolotean por doquier, se agitan y planean, se liberan y contraen, se acongojan y se expresan, alas de mariposa, eres otra ahora! una imagen pintada con rayos de sol, un vuelo endulzado con luz de luna, el inicio de un amor que cambiará a tu corazón.

Vuela! vuela! no te detengas, enséñanos como ver el mundo desde donde lo ves y a volar con esa tranquilidad. Dana nunca volverá a ser quien era, Dana nunca se detendrá.

DANA Y EL DESTIERRO DE SU YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora