DECISIÓN CRUCIAL

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Muchos soles pasaron sobre su ser, sus cabellos de enrarecido color formaron un aura viva, irradiando en distintas direcciones, distendiéndose desde su cabeza invadida de universos repletos de recuerdos, hasta tocar la faz azul y misteriosa del universo, iba entrelazándose su mente con el infinito, contándose tantos secretos guardados a través de finos y plateados filamentos, tan largos y complejos como el misterio mismo que esconde su esencia y que habrían de envolver más de siete veces al mundo entero; como un estambre con que teje una tejedora... Dana y la vida se amacijan ahora más que nunca. Se intercambian -movimiento con idea-, se forman -cadenas con pilares-, se retroalimentan -subjetividad con la realidad concreta-, se reclaman -pensamiento con existencia-, se reafirman -huellas marcadas con experiencia-.

A su alrededor - el mundo-; y sobre ella -el encaje infinito de los misterios de la existencia-, hacia a dónde irá su camino ahora? ¡Dana ve los ciclos y no llora! los toma en cambio y los asimila.

Su voluntad le ordena a su mente, a que se dirija, allá a las altas montañas donde se tejen las ideas, a que busque incansablemente a alguien. De inmediato la mente a la voluntad hace esta pregunta: -¿A quién buscas?- y ésta le contesta: -A una mujer solamente, no tiene tiempo, tampoco armas, ninguno de sus barcos y ha perdido a su guardia, le han jugado a la mala, con un absurdo mandato- La mente dice: -Para tal empresa dame palabras razonables, las llevaré por delante, desenfundándolas cuando sea necesario, pero cuando sea el momento no aplacaré el blandir de mi espada, deberá ser pronto para no perderle el paso, sé que habrá de herirle más que el frío, la mismísia verdad será muy dura-. Acuerda la voluntad proveerle a la mente una digna armadura e indicándole: -Encuéntrala para mí, la hallarás confundida, que no te contagie, convéncela, y sólamente si de tí duda, estarás ante la certeza de que es ella, la verdadera,  a quien debes traer ante mi presencia, búscala, monta guardia desde las altas murallas, y no regreses sin respuesta. Recuerda que tu valor depende de tus hazañas, me servirás a mi y a más nadie, me confiarás todos los hallazgos y por ningún motivo le hagas daño, tráela intacta, no la cuestiones, no la culpes, no la llames traidora, que sólamente si la traes sin rasguños sobreviviremos sin hacernos daño! - La mente se esfuma fuera de la vista de la voluntad, poniéndose en marcha a la búsqueda...

Luego de ésto, Dana, su mente y su voluntad se  arrodillan ante las emociones. Levantando la cabeza ve un espejísmo de sí que la alerta... ¡esos pasos tan lentos, a dónde se dirigen... esos huesos cansados, quién ha de cargarlos, esa mirada desgastada por la vida, cuánto ha presenciado... y ese corazón -¡sí!, ese corazón de guerrera, que ha escogido pelear en silencio, que ha sufrido de sed y cansancio en medio de la absoluta soledad sin encontrar playa en que se sienta segura, ni manantial que calme su suplicio, sin poder derramar una sola lágrima, ni soltar un sollozo, sin perder el ritmo; y todo para qué, para evitar al sufrimiento-, pobre corazón, el mundo es un egoísta!

Dana advierte que algo inédito se aproxima, de frente a ella, en ese momento no sabe cómo continuar en la realidad... -¡quizá esté en el plano incorrecto!- éso es lo que Dana se repite en su cabeza.

Al tiempo sucede afuera algo distinto, Dana ha dejado olvidada la masa en la cocina, no la ha tapado con su blanca manta, no tuvo el ánimo este día para amasarla y por ello también decidió abandonar las ropas en el lavadero, sus lazos en el tendedero se encuentran vacíos y en sus manos que antes eran tan ligeras, el tiempo parece haberlas hecho más pesadas; habrá que reservar energía para después, se apagó el fuego en las hornillas, nadie más necesita ser alimentado; la canción de cuna se ha quedado enmudecida, hace mucho que la sonaja se ha jubilado, ¡Ah! y dejó que se apagara la luz, que anochecieran los sueños que la sociedad tenía para ella, ahora realmente no le importa.

Hoy Dana dejó secar la tinta del tintero... en realidad no la necesita más... Sus amores, -uno se ha marchado; -al otro le llegó su tiempo de hacer su propia vida-; no hay más por qué lidiar con ello, no hay quien conteste a sus preguntas en medio del silencio.  Los límites rígidos han desaparecido detrás de ella, el tiempo enloquecido gira y gira con ella y ella no encuentra centro. Sus pies anuncian la ausencia de la tierra, pero extrañamente la frialdad del suelo le trae de vuelta a la conciencia... -¿en dónde estás parada ahora?- Bajando la mirada comprende en un momento- me niego a vivir la vida sórdida en la que no se puede salir de las fronteras del propio yo sin que se me condene.

DANA Y EL DESTIERRO DE SU YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora