Llegamos a la puerta trasera de la caballeriza, su rostro está serio, parece una fiera que se prepara para atacar. Se detiene un instante, toma aire y empuja la madera muy despacio, sin hacer ruido.
—No me sigas— amenaza por lo bajo.
—Pero...— trato de protestar, no parece oírme, vuelve a concentrarse en lo que va a hacer.
Antes de entrar mira a su alrededor como buscando algo, mi corazón se acelera.
¡Creo que buscaba un arma!
Se fija en un recipiente, una cubeta que parece contener agua. Lo levanta con dificultad.
—Quédate fuera de esto Pasquarelli— a pesar que está haciéndose la fuerte puedo ver que su valor empieza a acabarse. Su semblante decae un poco antes de entrar.
Me quedo quieto unos segundos, la veo desaparecer dentro de la caballeriza.
¡Maldición! ¡No puedo quedarme aquí fuera sin hacer nada!
¿Y si Lionel le hace daño? ¿Si los encuentra infraganti y él reaccionaba mal?
Entro a regañadientes, no es mi problema sin embargo allí voy a meterme en un líos, otra vez.
Está muy oscuro, sólo se ve el resplandor de una vela, a lo lejos, pero casi todo está en penumbra.
Logro divisarla, camina unos pasos delante de mí, agazapada. Parece una leona de cacería. A medida que nos acercamos escucho pequeños gemidos.
¡Oh no! ¡Es peor de lo que imaginaba!
¡Todavía están en plena faena!
Me quedo detrás de una torre de paja. Karol tiene razón, debo mantenerme al margen de esto y sólo salir de mi escondite si es necesaria mi presencia. ¿Cómo le explicaré a Lionel que fui a buscar a su esposa para traerla a que mire como la engaña? Eso no lo haría ningún hombre. Por compañerismo.
Sé que debo quedarme aquí pero los segundos pasan y no escucho nada más que gemidos. Mi curiosidad puede más y avanzo para poder mirar, con estos bellos ojitos, qué es lo que pasa.
Lionel está sobre una mujer de piel oscura, ambos completamente desnudos se mueven, sobre una manta en el suelo.
—Ya casi... así, así... más rápido ¡fuerte! ¡Más, más!— chilla la mujer. Debe ser la prosti, la dueña del burdel... Fernanda. No parece ser tan mayor como la imaginé. Creí que era vieja.
Me siento un enfermo voyerista, no puedo dejar de verlos. Lionel tiene buen culo y ella unas impresionantes piernas.
Frente a mí, Karol camina lentamente hasta situarse en la cabecera, ellos ni se han percatado de su presencia, tan concentrados como están en sus cochinaditas.
Con el rostro contraído de rabia veo como la engañada mujer, les echa encima el contenido de aquel balde que lleva en las manos. Y con una rapidez impresionante toma un rastrillo. Los amantes se detienen.
— ¡Maldición chicos!— grita el infiel. Se levanta a mirar quien le ha malogrado esa sesión con su maestra. — ¿Karol? ¡Amor! ¡No es lo que crees!— balbucea.
¿Si no es lo que ve entonces que puede ser? Me pregunto. Sonrío por lo idiota de la situación.
— ¡Ah entonces estoy loca porque acabo de encontrarte tirándote a ésta!— por un momento me alegro de no ser yo a quien le grita.
—No soy ésta. Tengo nombre, bebé— dice la mujer que está en el piso, que sin ninguna prisa se sacude las gotas de agua de su cabellera oscura.
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Acosador (Adaptación Ruggarol)
FanfictionEl engreído Ruggero Pasquarelli es enviado a la hacienda de su familia, él odia el campo y la vida sencilla. Allí conocerá a Karol, la hija del capataz. Una muchacha rebelde quien se volverá su obsesión y también un dolor de cabeza constante. Pero e...