Qué ironía, en un vuelo a Santa Bárbara otra vez. No tengo imaginación, debí largarme a una isla del caribe a esconderme. Pero estoy algo sobregirado.
— ¿Necesita algo más señor?— la azafata claramente me ofrece lo que no viene en la cartilla. Casi pone los pechos en mi rostro.
—Gracias, estoy bien— intento sonreír.
Que mentira más grande, si no estuviera rodeado de personas en un vuelo comercial seguramente estaría bebiendo litros de whisky para atrofiar mis sentidos. Eso es lo que realmente quiero hacer.
Desaparecer mi conciencia, mis recuerdos.
¡Desaparecerla a ella!
Llego a la casa de la playa al anochecer, no he comido ni bebido nada. Pero traigo cinco botellas de licor que compré al bajar del mi vuelo. Fácilmente me puede durar un par de días. Los suficientes para despedirme de esta casita.
No tengo idea de lo que haré después con mi vida.
Ni puta idea...
Y eso no me importa. Sólo quiero unas copas. Y olvidar...
El teléfono suena cerca, siento el zumbido sacudiendo en mi hombro. Pero yo quiero seguir durmiendo.
¿Por qué me traen de vuelta?
¡Yo no quiero estar aquí!
Necesito seguir soñando en elefantes rosas que bailan a mí alrededor.
No sé qué hora es. ¿Cuánto ha pasado? ¿Un día? ¿Dos? Que importa. El dolor todavía está aquí, en mi pecho.
Ignoro la melodía. Sé que es Michael, yo mismo le grabé un trozo de Massive Attack para su tono. Llevo oyéndola varios minutos.
¿Qué le puedo decir?
"No te preocupes pececito, estoy celebrando que soy un maldito cornudo" o "Les deseo a esos dos, toda la felicidad del mundo"
¡No! ¡Maldita sea no les deseo felicidad!
Les deseo que se maten entre ellos, que Karol tome un día un adorno de su mesa y le parta la cabeza al infeliz adúltero. Y ruego que él no le haga nada... o yo mismo lo mataré.
¡Ya deja de pensar en ellos Ruggero! Déjalos allá, revolcándose en la hacienda. Déjalos con sus correrías campechanas. Lo que necesitas es volver a ser el hombre alegre y sin preocupaciones que fuiste antes. Libre y sin responsabilidades, inmaduro, sin planes serios. Porque la vida no es seria, no vale la pena vivir sufriendo si puedes pasarlo bien.
Necesito una party bien hardcore. Una súper fiesta, amigos locos, divertidos y mucho trago... y tal vez alguna amiguita para pasar la noche.
Aviento una almohada sobre el teléfono y la aplasto para dejar de escuchar el celular.
¡No quiero hablar con nadie!
Salgo esa tarde después de bañarme y rasurarme. He estado todo el día medio inconsciente.
Llego a un bar pero en Santa Bárbara no tengo amigos.
—Hola guapo ¿me invitas un trago?— una voz sensual me susurra en la oreja.
Me volteo a mirar. No está mal, ojos grises, cabello rubio.
—Lo que quieras— le sonrío. Pero me cuesta hacerlo, tengo el rostro entumecido.
— ¿Soy Ada y tú?— me ofrece su mano pero roza "sin querer" su otra mano en mi pierna.
—Ruggero— digo secamente.

ESTÁS LEYENDO
Acosador (Adaptación Ruggarol)
FanfictionEl engreído Ruggero Pasquarelli es enviado a la hacienda de su familia, él odia el campo y la vida sencilla. Allí conocerá a Karol, la hija del capataz. Una muchacha rebelde quien se volverá su obsesión y también un dolor de cabeza constante. Pero e...