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-Yo... entiendo por completo, esto tendría que pasar algún día y además me hace muy feliz saber que vas a convertirte en un gran profesionista- nada podía sentirse más falso que esas palabras en su boca, cuando su mente claramente le gritaba que una vez más se quedaría solo y que Edge se olvidaría de él con la distancia de por medio.

-Debí decírtelo antes, esa carta llegó hace poco más de un mes y he tratado de encontrar alguna solución para no dejare atrás.

-Pero Edge no tienes por que preocuparte, ya he estado solo, desde mucho tiempo antes de que nos conocieramos, tu debes enfocarte en tus estudios y no pensar en esa clase de cosas.

El esqueleto que ahora era una de las personas más altas que Sans hubiera visto antes lo miraba con cierta expresión de dolor.

-Durante este mes he pensado en todas las opciones, incluso pensé en llevarte conmigo al campus, pero... es muy peligroso, es muy fácil que alguien te descubra en ese lugar y además nunca es bueno sacar a una especie fuera de su hábitat...

Por más que intentara no hacer ver la situación como un desastre a la vuelta de la esquina, le parecía que Sans ya se había hecho a la idea de perder a su único amigo y eso era lo que hacía que el alma del más alto vibrará con tristeza en el interior de sus costillas.

- Lo digo en serio, estaré bien, no debes preocuparte por mi, en verdad me hace muy feliz este logro tuyo... y por lo que sé que traerá el futuro para ti.

En ese punto Sans ya no sabía qué más hacer o decir, notó que sus palabras no llegaban a aliviar al otro por más que lo intentara, así que solo jugueteaba nerviosamente con la carta en sus manos viendo hacía el suelo.

-Creo... que tengo una idea y si no me equivoco puede que funcione bastante bien.

...

Al día siguiente a la hora a la que siempre acostumbraban verse el alto esqueleto llegó al claro del bosque a las afueras de la madriguera donde la Lamia lo estaba esperando pacientemente; en cuanto se encontraron Edge sacó de su ropa un objeto un poco ovalado y de color rojo.

-He aquí la solución, aunque estemos lejos con esto podremos seguir comunicándonos.

-¿Qué es eso?

-Un teléfono celular, te voy a enseñar a usarlo y con él podré llamarte o enviarte mensajes cada vez que quiera.

-Que increible!, a pesar de estar lejos podremos seguir conversando... enseñame, aprenderé rápido, te lo prometo.

Sans era muy inteligente y eso nunca fue un secreto para Edge, aquello que él le enseñaba a su amigo este lo aprendía casi de inmediato; quizá fuera por su mente sobrenatural o simplemente era un espécimen fuera de lo ordinario, pero al menos eso ayudó en que casi solo en esa tarde el pequeño lograra utilizar por completo el dispositivo.

Al final de la tarde Sans ya dominaba el celular a la perfección, al menos eso era un consuelo para el esqueleto, ahora podría hablar con él sin hacerlo sentir abandonado y sin tener que sentirse solo también.

-Creo que por lo que más debes preocuparte es de no mojarlo y mantener la batería cargada... hay unos contactos en el parque, cerca de la zona donde se almacenan las cosas de limpieza donde podrás recargarla, además a este tipo de modelos la batería aún le es suficiente por una semana.

-No te preocupes, lograré encontrar la forma de hacerlo, además con mi suéter puesto ahora puedo salir de noche también y en mi madriguera estará a salvo del agua.

-Muy bien!, debo retirarme para asegurarme que mi hermano Red y mi padre no estén discutiendo otra vez, últimamente no han logrado vivir en paz.

-oh estrellas, esta bien... y muchas gracias por el celular, lo cuidaré mucho.

Amor de LamiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora