20

959 122 53
                                    

Todo está bien, sí, todo está bien, estoy bien, estoy... estoy...

...

Por un momento no tenía ni idea de donde estaba, pero sabía que no había nadie con él, al menos no un alma amiga, poco a poco su visión se aclaraba ¿porque no podía ver bien? todo estaba borroso y confuso... el espacio a su alrededor tomaba forma lentamente, muebles, muros... la sala de Edge, esta era la casa de su amigo, de su amor platónico... ¿pero donde estaba dicho esqueleto? 

Entonces mientras miraba todo a su alrededor pudo sentir una vez más ese olor, el caramelo quemado impregnaba el aire de forma asfixiante, también podía sentir la presencia del portador de ese aroma,  la alta sombra de este comenzaba a cernirse sobre él, eso lo hizo sentir aún más pequeño de lo que ya de por si era, cerró los ojos pero era tarde el otro ya lo tenía aprisionado contra el piso.

Sans batallaba intensamente, pero su adversario era aún más fuerte, necesitaba usar magia pero por más que lo intentaba esta no reaccionaba, había quedado totalmente indefenso ante un predador que solo quería usarlo como a un objeto, él no quería, esto estaba mal, muy mal, si tan solo alguien pudiera venir a salvarlo, alguien, incluso rogaba a las estrellas por cualquiera que pudiera ayudarlo, Grillby, Red incluso Alexa, pero nadie venía.

Cuando parecía a punto de rendirse la puerta del departamento se abrió revelando a un Edge con cara de asco mirando fijamente la escena frente a él.

-¿Cómo se atreven a irrespetar MI CASA con esta clase de comportamientos?!!...largo!!!

-NO!! Edge!! no, no es lo que-- la mano de Slim cubría su boca.

Trataba de forcejear más, quería explicar la situación, él no quería esto, NO LO QUERÍA!!

Como pudo se giró para quedar mirando al suelo y tratando de impulsarse con sus piernas para escapar pero estas no le respondía, no lograba ponerse en pie, así que con temor bajó la mirada solo para ver que su cuerpo cambió nuevamente al de una lamia, ¿porque?

-Agh!! pero que desagradable criatura, sacala de mi casa de inmediato!!

Sans era una vez más una lamia, pero las proporciones cambiaron a su alrededor, todo era aún más grande, él era tan pequeño que las manos de Slim rodeaban fácilmente sus costillas.

Al salir del departamento lo único que pudo ver fue una jaula de horribles barrotes de acero y...

...

...

Sus ojos se abrieron de golpe y por reflejo su cuerpo jaló aire como si estuviera saliendo de debajo del agua, todo sus huesos temblaban descontroladamente mientras poco a poco se dió cuenta que estaba en su cama, su falsa respiración se calmaba lentamente hasta que unos toquidos en su puerto le hicieron sobresaltarse.

tok tok

-Sans... ¿estas bien?

Grandioso, está vez alcanzó a despertar a Edge también, eso le hacía sentir aún más pena, podría haberse hecho el dormido pero sería en vano, igual el otro ya lo había escuchado.

-Si...

-¿Puedo pasar?- eso era lo que menos quería Sans, pero si le negaba la entrada sólo lo preocuparía aún más, además esta era su casa y desde ese día ya se había alejado bastante de él, ya que el contacto físico lo asustaba tanto como lo extrañaba.

-hum... si, esta bien.

Para cuando Edge entró Sans aún temblaba ligeramente y tenía marcas de sus lágrimas en las mejillas, la situación era obvia, desde el ataque 3 semanas antes el pequeño esqueleto comenzó a sufrir de terribles pesadillas, esto comenzaba a hacerse notar cada vez más; era lógico que como consecuencia de estos terrores nocturnos la parte baja de las cuencas de su amigo estaban comenzando a teñir de azul, lo mismo que sucedía con los humanos lo que se conoce como ojeras, casi ninguna noche tenía un periodo de sueño decente y cuando lo veía llegar del trabajo lucía 10 veces más exhausto que en la mañana... aunado a que ni bien llegaba se desplomaba en el sillón a dormir, el ciclo de sueño de Sans estaba hecho un desastre.

Amor de LamiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora