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-oh! Claro... Bueno no tienes de qué avergonzarte, ninguna criatura bípeda nace sabiendo caminar, tu solo necesitas aprender.

Sans miraba a sus nuevas piernas sin decir una sola palabra, todos sus sentimientos comenzaban a sentirse con vigor en su alma otra vez, no podía dejar de pensar en lo que había sucedido la noche anterior, se había quedado totalmente perdido en sus pensamientos, ¿porque no pensó en todas la posibilidades? estaba realmente perdido ¿porque se no iba de ahí? realmente quería estar al lado de Edge, no quería irse.

-Oye... lo digo en serio, yo te ayudare a que aprendas a caminar y puedes quedarte aquí el tiempo que quieras.

-No creo que sea una buena idea... tu tienes trabajo que hacer como para estar ocupándote de mí, además yo podría incomodar a... tu... a los demás que viven aquí- ni siquiera sabía si ese otro esqueleto vivía en ese mismo lugar, tampoco tenía ganas de verlo a él, de cualquier manera Edge lo miraba como una clara interrogación en la cara.

-¿Los demás?... ¿de qué hablas? sabes muy bien que vivo solo, bueno si te referias a Red dejame decirte que el tiene su lugar aparte, aunque es más bien un lugar donde almacena sus cosas ya que casi todo el tiempo está de gira - entonces no había nadie más viviendo en ese lugar- y por mi trabajo no debes preocuparte, la mayor parte la hago desde aquí, y el Gran Edge no es un flojo que se la pase perdiendo el tiempo, tengo muchos de mis Renders* adelantados. 

El pequeño esqueleto se sentía nervioso, extraño, fuera de lugar, no quería quedarse en esta casa, sentía que estaba mal el querer permanecer ahí, pero no tampoco tenía mucha opción, aquí fuera de su conocido entorno no poseía nada en absoluto... sin un hogar, sin comida, ropa o dinero... incluso no sabía como caminar y mucho menos conocía la ciudad, eso le dejaba pocas opciones. 

-Solo seré una carga para ti, esto es sólo resultado de mis tontas decisiones, no tienes porque hacerte cargo de mi...

Edge nunca había oido hablar así a su amigo, podía sentir cierta derrota en su voz y en su expresión, lo que le hizo temer por él, sin la motivación necesaria el alma de un monstruo podía ir perdiendo las ganas de vivir y simplemente sucumbir a eso, convirtiéndose en polvo; NO, si estaba en su poder evitarlo, haría lo que fuera necesario para evitarlo, no quería perder a Sans.

Sin esperar respuesta de el otro se acercó hasta la ex-lamia y lo cargó nuevamente y se dirigió al comedor, mientras podía notar que la magia se agolpaba en las mejillas del otro, luego lo sentó en una de las lujosas sillas negras que hacían juego con la mesa y se fue directo a la cocina para comenzar a preparar el desayuno para ambos.

...

Ese mismo día luego de terminar de desayunar y de que Edge como maníaco del orden que era dejara todo limpio en la cocina comenzaron las lecciones para que Sans aprendiera a caminar; todo debía tener un delicado proceso, además Edge nunca había demasiado cerca de personas con niños pequeños como para saber cómo empezar.

Luego de pensarlo un poco el alto esqueleto decidió que habiendo nacido en la época de la globalización lo mejor era... buscar en internet instrucciones sobre cómo enseñar a caminar a un bebé... hehe, la idea no le pareció tan divertida al más pequeño, pero tampoco tenían demasiadas opciones.

Lo primero fue empezar a trabajar en su equilibrio, Edge sentó a Sans en el sillón nuevamente y lo sujetos de los antebrazos para que él se sujetara de forma parecida a lo que se llama un saludo guerrero, poco a poco el más bajo lograba estabilizar sus piernas, quizá el proceso tomaría más de lo pensado, unos días a lo máximo, pero ambos estaban totalmente determinados a lograr este objetivo.

Durante varias horas estuvieron practicando la forma de que Sans lograra quedar totalmente en pie, en sus propios pies!, pero había llegado la hora del almuerzo y ambos estaban algo cansados, sobre todo la ex-lamia; por lo que el arquitecto decidió que lo dejaría descansar mientras preparaba la comida.

Amor de LamiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora