El único lugar seguro en el que pudo pensar en cuanto las palabras del otro esqueleto terminaron de resonar en su cráneo fue... su vieja madriguera, y ahí estaba en un solo abrir y cerrar de ojos, parado en medio de la cueva que por tantos años fue su hogar, mirando a las paredes como si toda su vida anterior fuese el sueño de alguien más o como si otro monstruos se la hubiera contado a él.
Desde el día en que Edge fue a sacarlo de su vieja casa no había vuelto y ahora le parecía que este espacio al que conocía de sobra estaba demasiado vacío, sus pocas pertenencias seguían aqui, solo habían acumulado un poco de polvo sobre ellas.
Sans se inclinó sobre la caja de cartón que estaba en el suelo, luego la abrió y los recuerdos llegaron en cascadas a su mente... todos esos días soleados y ligeros en los que el pequeño Edge lo dibujó para luego dejarle esas imágenes como regalo; el viejo celular que dejó de funcionar en espera de un mensaje o llamada, algunas piedras que en realidad eran cuarzos pero que ambos esqueletos habían encontrado en sus paseos por el bosque, por último y no menos importante, estaba la primera cosa que su amigo le había regalado... La chaqueta.
Al mirar nuevamente sus pocos tesoros su teléfono comenzó a sonar, siempre lo cargaba en uno de los bolsillo del pantalón que estaba usando y no necesitó ver el número para saber quien lo estaba llamando.
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Para cuando Edge terminó de digerir la bomba irónica que Red le arrojó a Sans fue capaz de escuchar el sonido de ambas teletransportaciones llevarse a cabo; sabía que su hermano había ido directo a su apartamento a descansar luego de haberle hecho la cena pesada al otro esqueleto, claro que lo había notado pero no dijo nada en espera que la tranquila personalidad de su amigo inspirarán confianza en su familiar, pero ese efecto nunca llegó; ahora la pregunta era ¿Dónde estaba Sans?
Apresuradamente cerró la puerta de golpe y corrió hasta la habitacion de huespedes, NO, de Sans, sólo para encontrarla vacía, en el estudio tuvo el mismo resultado, el baño sin rastro del otro, su propia habitación... nada, el pequeño esqueleto simplemente no estaba en la casa.
Edge estaba a punto de salir corriendo del departamento cuando recordó que le puso como regla a Sans cargar con su celular todo el tiempo así que sacó su propio dispositivo y comenzó a llamarlo; pudo escuchar que el celular de su amigo daba tono, una, dos, tres veces y entonces el sonido claro de que la llamada era atendida llegó.
-Heya...- pudo sentir el tono demasiado calmado de Sans, eso no era buena señal.
-Oh por las estrellas Sans ¿dónde estás?
-... estoy... estoy bien, voy a recoger unas cosas y regresaré a la casa, solo quería tomar un poco de aire.
-Sans... haré que venga a disculparse conti-
-¿Uh?... no, Edge, tranquilo solo dame dos minutos y estaré de vuelta, lo prometo.
-Esta bien.
El arquitecto colgó la llamada, sabía que el otro volvería por que él era quien siempre cumplía sus promesas a pesar de todo.
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El pequeño esqueleto tomó sus pocas pertenencias y tomó un "atajo" como ahora le llamaba a su nueva habilidad luego de que le sirviera durante el tiempo en que no podía caminar, llegando directo a la sala de la casa de Edge donde el otro lo estaba esperando.
Su amigo lo vió llegar con la caja y la chaqueta en los brazos, por lo que enseguida supo en donde había estado, su viejo hogar, aunque no entendía porque decidió traer esos objetos consigo.
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Amor de Lamia
FanfictionSans es una lamia, una criatura magica, una clase diferente de monstruo, pero algo se ha vuelto evidente en su existencia, está solo y eso tiene que acabar de una buena vez... ¿Qué estás dispuesto a hacer por estar junto a la persona que amas? Esta...