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Aún cuando creyó que las promesas se quedarían solo como palabras vacías fue grato descubrir su error, la primera llamada fue un consuelo y una verdadera alegría para su alma; su amigo ya estaba instalado en el campus y contaba emocionado sobre sus compañeros, monstruos y humanos por igual, aun cuando con el pasar de los días volvía a ser obvio que las personas se alejaban de él, pero en menor medida que cuando era niño.

Los mensajes también eran bastante frecuentes, según Edge las clases eran muchas al inicio de la licenciatura, pero conforme avanzaran los semestres mucho más demandantes; en algunas ocasiones Sans olvidaba recargar el celular y recibía regaños por parte del esqueleto, pero eso era igual de agradable que los días en que solo platicaban de cosas triviales.

Incluso Edge le llamaba mientras hacía las compras de cada semana o antes de llegar demasiado puntual como siempre a sus clases.

El joven estudiante de Arquitectura no había logrado venir en las vacaciones de su primer año, siempre hubo algo que lo detenía, así que la única opción fue seguir manteniendo la comunicación con ayuda del viejo dispositivo celular.  

Luego de un año de comunicación a distancia por fin el esqueleto lograba volver a su hogar y por ende al lado de la lamia a la cual ya tenía años de conocer; ese reencuentro fue feliz, algo que ambos habían deseado durante mucho tiempo, volver a verse, conversar como en los viejos tiempos, incluso Edge dibujaba nuevamente el paisaje del bosque cercano al Monte Ebott, pero esta vez su técnica era perfecta, precisa en cada detalle, su mano no vacilaba en cada trazo; le contaba a Sans que en la escuela lo hacían dibujar hasta el cansancio fachadas y edificios completos para que practicara sus habilidades de tal forma que eso diera paso a la elaboración de planos.

Fueron momentos de felicidad... al menos hasta que Edge le contó a Sans que su hermano Red tenía una relación sumamente destructiva con su padre, ambos peleaban más que antes, como si desde la partida del más joven la barrera entre ambos hubiese crecido y fue bastante obvio que estaban más allá del punto sin retorno.

-¿Pero porque pelean tanto?

-Red no logra acomodarse a las exigencia de Papá... él lo llevó casi a rastras para audicionar en el conservatorio; creo que ultimadamente mi hermano ha encontrado personas con gustos más afines a los suyos musicalmente hablando, ha llegado tarde a casa... si acaso llega y ha dejado de práctica música clásica, se ha rebelado por completo.

-Supongo que eso va en contra de todo lo que tu padre esperaba de él- una sonrisa maliciosa se formaba en cara de Sans- seguramente toda la situación te hace mucho ruido en la cabeza... 

-Agh!! no pudo con tus bromitas en este momento Sans, esto es serio, creo que desde que me fui su relación ha llegado al punto de quiebre.

-Oh... bueno perdona creí que podría hacerte sentir mejor con una bromita.

-No te preocupes, no es tu culpa de cualquier manera además me ha dado mucho gusto verte esta vez.

Sans no había cambiado en absoluto, las lamias no envejecen igual que la mayoría de los monstruos debido a sus largas vidas, así que el tiempo se había detenido para pel, pero para Edge, el tiempo seguía cambiandolo, su cara ya no tenía rastros de la infancia en la que el otro lo había conocido, ya era un adulto.

Entre conversaciones de la escuela y de las pocas que cambiaban en el bosque, los dos pasaron una buena tarde, poniéndose al corriente de lo poco que no lograban decirse por medio de los mensajes y de las llamadas.

-Espero no tardar en venir tanto la próxima vez... aunque no creo poder prometerte lo contrario.

-Las promesas nunca se deben hacer a la ligera, yo estoy conciente de la importancia de tus estudios.

Amor de LamiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora