Capítulo 8

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Suelto un suspiro y cierro los ojos mientras me apoyo contra la pared, sentada en el suelo del baño. Jodidas nauseas.

— Mami, ¿estás bien? — pregunta Emma desde el otro lado de la puerta.

— Si... Ya salgo... — murmuro para después levantarme y lavarme.

Wesley y yo ya habíamos oficializado nuestra relación hace ya un mes, y me encontraba feliz con él. Ross seguía en la empresa, hasta que encontrara una nueva ya que Fleury cambió de opinión.

Salgo del baño y le dirijo una cálida sonrisa a mi hija, quien me mira preocupada.

— ¿Vamos al jardín? — le pregunto.

— Sip, ¿estás bien?

— Si, solamente me ha caído mal el desayuno... Estaré bien.

— Bueno... — murmura y yo tomo su mano para después bajar a la sala.

— Wesley irá a buscarte, hoy tendré una reunión y volveré tarde. — le comunico mientras guardo mis papeles en el bolso y agarro su mochila.

— ¿Podemos pedir pizza?

— Me dijo que te llevaría a cenar. — digo sonriendo.

— ¡Es el mejor! — exclama feliz para después salir de la casa.

— Intentaré alcanzarlos en la cena, pero no prometo nada.

— ¿Estarás con... Ross?

La miro confundida. Es la primera vez que lo nombra desde el incidente.

— Si, trabajo con él. ¿Por qué? — pregunto.

Emma se sube al auto cuando el chofer le abre la puerta y yo la sigo, sentándome a su lado en el asiento trasero.

— Por nada... Solo quería saber... — dice en voz baja.

— ¿Quieres verlo?

— ¿Tú lo quieres?

— No. Lo he querido... Pero ya no.

— ¿Está mal que yo no quiera a mi papá? — pregunta preocupada.

Suelto un suspiro y acaricio una de sus adorables trenzas.

— No ha hecho nada para ganarse su amor, está bien que no lo quieras... Está bien sea lo que sientas. Nadie puede definir lo que está bien o mal. La sangre no otorga amor. — respondo con suavidad.

— Quiero a Wesley, lo quiero como a un papá... ¿Está mal?

— No, cielo. No está mal, pero mi relación con él lleva a penas un mes... No es el momento para que se lo digas. ¿De acuerdo?

Emma asiente y me regala una leve sonrisa, beso su mejilla con suavidad y la acurruco en mi.

— Te amo, Emma... Y eres la niña más increíble que he conocido. — le susurro.

— Yo también te amo, mami. — dice en voz baja para después abrazarme con fuerza.






Cuando llego a la empresa, tras dejar a Emma en el jardín, me dirijo a mi despacho y me encuentro a Ross allí viendo una foto de Emma.

— ¿Cómo está? — pregunta sin levantar la mirada.

— No tienes el derecho a saberlo. — respondo fríamente para después sentarme en mi silla y mirarlo.

— Es mi hija.

— En eso te equivocas, no es tu hija. Tú la rechazaste por años, y ella no te quiere en su vida.

Her (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora