III

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La puerta de mi habitación es cerrada en mis narices.
Un rubio le comía la boca a una semidesnuda morena; eso fue lo que me encontré al abrir la puerta de mi habitación.
¿Me habían visto cara de estupida?
Esta vez llamo, no quiero arriesgarme a ver...Ejem, no. Mis ojos no sobrevivirían.
Nadie abre.
Vuelvo a llamar, más fuerte e insitentemente.

-¡Abrid la puta puerta!-chillo.

Enseguida la puerta es abierta por el rubio descamisetado.

-Estoy ocupado-me gruñe-. Espera tu turno afuera.

Iba a estallar. Tanto yo como él. Me va a cerrar la puerta de nuevo, pero yo lo impido interponiendo mi pie.

-¿Y ahora...?-no le dejo acabar la frase-.

-¡Que gran bienvenida!-exclamo mientras aplaudo-. ¿Sois así de amables todos los londinenses?-pregunto mientras le enseño mi llave-.

El chico la mira desconcertado y luego vuelve su vista hacia mí.

-Y ahora si me disculpas...

Empujo la puerta y consigo que se aparte. Entro en la habitación y hago una mueca al oler el hedor a humanidad que desprende.
Vaya pocilga.
Miro la habitación en busca de mis pertenencias y las encuentro encima de una cama, al lado de la ventana.

-¡Mi maleta!-corro hacia ella y me tiro en la cama mientras supiro profundamente-. Por fin...

Pero no podría estar más equivocada.

-¿Que haces aquí?-pregunta el chico-.

Se oyen unos lamentos quejumbrosos provenientes del otro lado de la habitación.

-Basta, Zara-el chico se gira hacia la chica semidesnuda-. Lárgate antes de que te pillen. Vete con Baxsweld y déjame en paz.

La chica recoje su camiseta y se larga de la habitación, no sin antes mirarme con un odio terrible.

-Malditas extranjeras...-murmura antes de cerrar de un portazo-.

Me encojo de hombros y tumbo la maleta en el suelo de forma brusca, llamando la atención del decamisetado.
Este se pasa la mano por la sien y murmura algo inentendible.

-¿Qué?-habló tan bajo que no le entendí.

Refunfuña y me mira directamente a los ojos. Y que ojos tiene...

-¿Quién te ha dado la llave de mi habitación?-repite enfadado-.

-Sarah Bates.

-¿Y qué te dijo antes de dártela?

Pienso, removiendo los sucesos anteriores ocurridos hace poco.

-Que estaba en la segunda planta y que era la 64-termino de contar, pero luego recuerdo algo más-Que habría alguien esperandome allí.

Asiente y luego maldice en voz baja.

-¿Te ha explicado cómo esta dividido más o menos el edificio?

¿Qué demonios?

Asiento, no muy convencida.

-¿Chicos y chicas?

Asiente y después me mira, esperando mi reacción.
Yo le miro sin entender.

-Estas en mi habitación, con cuatro chicos más. Soy un chico-nada, no lo entiendo-. Y tu una chica.

¡Ahhh!

Nop. Nada.

-¡Demonios, rubia! La primera planta es la de chicas, ¡la segunda la de chicos! ¡Y tu estás en la segunda! ¡Con cinco chicos en la habitación!

PreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora