—¡¿Y MI PUTA ROPA?!
Aquel estridente grito, interrumpió mi dulce sueño, haciendo que abra los ojos con pesadez y mal humor.
Observo mi alrededor y analizo a mis compañeros.
Cuatro de ellos, están frotándose los ojos, desperezándose y quitándose el sueño de encima; mientras que el quinto, está de pie en mitad de la habitación, únicamente portando unos calzoncillos de color blanco de Calvin Klein. Su pecho sube y baja rápidamente, la furia corriendo por sus venas. Al igual que el sueño por las mías.
Bostezo fuertemente y capto la atención del semidesnudo.—Tú...—masculla lentamente, acercándose a mi como un depredador—. Dónde...está...mi...puta...ropa...—sé que está intentando controlarse para no mandarme al diablo, pero no se lo voy a poner tan fácil.
—Ni idea—miento, mientras me vuelvo a tumbar, tapándome con lás sábanas—. Buenas noches y dulces sueños.
Cierro los ojos y espero su reacción.
1...2...¡3!
De manera brusca, arranca las sábanas y las lanza lejos de mi alcance.
Jackson luce extremadamente furioso... Pero no lo suficiente.—Niñata...—dice iracundo—. Ya puedes ir diciéndome dónde está mi ropa...O lo lamentarás.
Bostezo y él gruñe.
—Te he dicho que no lo sé—digo completamente tranquila, y en el fondo, demasiado divertida con la situación—. No todo gira en torno a tí, guapetón.
Me doy la vuelta en la cama, quedando frente a la pared, quedando de espaldas al insoportable sujeto.
Esta vez tarda cuatro segundos, uno más de lo que esperaba.
Tira de mi muñeca y hace que quede pegada a él, en una posición incómoda.
Me agarra de la nuca, evitando que me vuelva a tumbar y a pasar de él, por tercera vez.—Mira, niña...—susurra con veneno en la voz—, no estoy para tus putos juegos. Dime dónde está ahora mismo toda mi ropa—aprieta su agarre e intento no gemir por el dolor que ejerce sobre mi piel—. Sé que sabes dónde está.
Vuelve a apretar más fuerte y yo me quejo, dolorida.
—Jackson—murmura Sean—. Le haces daño, déjala en paz.
Jackson me mira y yo intento contener las lágrimas que amenazan con salir. Vuelve a apretar una vez más y me suelta.
Toso como una desquiciada, hasta que después de varios minutos consigo relajarme.
Observo a los presentes, todos me miran con lástima, pero ninguno se ha atrevido a meterse. Y creo que sé cuál es el motivo.
Le tienen miedo a Jackson.
Trago saliva nerviosa y murmuro.—No lo sé, lo juro—mi voz sale débil y yo intento no llorar. Ya no por dolor, sino por la impotencia que me causa tener que convivir con alguien como él—. Lo...lo juro.
Jackson me mira a los ojos y puedo ver un atisbo de arrepentimiento en sus ojos, pero enseguida se esfuma, volviendo a relucir la ira en su mirada.
Gruñe y se levanta de mi lado, saliendo de la habitación dando un portazo.
Un icómodo silencio reina en la habitación.—¿Estás bien, Virginia?—pregunta Matt, rascándose la nuca.
Busco a mi hermano con la mirada y cuando le encuentro, el baja su mirada, incómodo, sin saber que hacer.
—Gracias a todos por ayudarme—digo, sarcástica—. Lo tendré en cuenta.
A continuación, salgo de la habitación dando un portazo.
●●●
Mi corazón late desbocado contra mi pecho, la adrenalina corriendo por mis venas.
El aire helado de Londres impacta sin delicadeza contra mi rostro, mientras que algunos alumnos que pasean por los jardines se detienen a verme correr, como si fuese un ser extraño al que la humamidad trata de investigar-ni que fuese E.T, el extraterrestre-. Sin importarme lo que la gente pueda llegar a pensar de mi, sigo corriendo hacia el bullicio de personas que se amontonan frente al palo de la bandera, intentando abrirse paso entre las personas; y que a cada segundo que pasa son más y más las que llegan y se amontonan para ver que diantres a pasado allí y porque hay media población estudiantil matándose entre ellos para lograr ver lo sucedido.
Aunque yo ya lo sé.
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Prey
Teen Fiction"No se quién eres, ni porque estás aqui...Pero tú, pequeña, serás mi próxima presa..."